Editorial del programa Razón de Estado número 225
Estos días de aromas y sabores nos recuerdan que llegó Navidad, tiempo de familia y amigos que nos da la oportunidad de volver a lo que importa, a las emociones que nos acercan a quienes queremos; y a ofrecer un abrazo solidario a quienes lo necesitan.
La magia de esta época y la esencia generosa del ser humano hacen que, a pesar de todo, para quienes siguen esperando que amanezca, también sea Navidad.
Los latinos sabemos que, en las casas más humildes, con poco logran mucho, con frío generan calidez, y sus regalos son una sonrisa, un abrazo, un te quiero. Su alegría en Navidad es la esperanza de un mejor futuro.
Un amigo de la rumba y el flamenco dice que la fórmula de la vida está en reír con los amigos hasta no saber de qué. Está en aprender a ser feliz en el instante porque descubriste que lo sencillo es lo importante.
Dice el amigo que no sirven las tristezas si no hay con quien llorar pues la magia de una lágrima compartida alivia el corazón.
Dice también que no sirven las victorias si no hay con quien brindar y propone que descubramos que lo más valioso que tenemos no lo hemos tenido que comprar.
Este amigo, que es bohemio y cantador, afirma que hay que dejar de escuchar a los idiotas que nos quieren separar; y que, el amigo de verdad es el que no tiene tiempo, pero si te hace falta lo fabrica para ti.
Somos navegantes de un mundo y un tiempo al que venimos con nuestra alforja de talentos y virtudes para ponerlos al servicio de la causa humana, que debiera empezar con que afrontemos el mundo como es, no como nos gustaría; y descubrir que, en ese acto de humildad encontraremos la valentía para construir el mundo que queremos.
Esto es lo que hace fecunda la aventura que es la vida; que hoy, nos pide el esfuerzo de conocernos mejor a nosotros mismos para convivir en sociedades que, hoy más que nunca, necesitan gente con dos dedos de frente.
Desde esta tribuna deseamos que todas las familias del mundo alcancen paz, bienestar y libertad; y que estos días de frío y sol, de pino y aromas, nos lleguen al alma para dar un abrazo a quien queremos, pedir perdón a quien ofendimos y darnos, como seres humanos, la oportunidad de la confianza y el respeto.
Llenar la vida de vida, hacer que lo imposible se pueda lograr, cantar a todo pulmón y bailar cuando nadie te ve, dice el bohemio, son las vivencias que hacen que tus colores sean los míos y que juntos podamos construir los sueños compartidos. Ahí está la fórmula de la vida.