212. Dionisio Gutiérrez: La historia detrás de la historia

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211. Dionisio Gutiérrez: ¿Independientes? Sí y qué

Editorial del programa Razón de Estado número 212


 

Desde que inició, el Siglo XXI nos ha traído una serie de sobresaltos y sorpresas que no esperábamos. Los tiempos que vivimos están marcados por el cambio brusco de circunstancias, volatilidad e incertidumbre. Así están la economía, la salud, la política, la paz del mundo, la vida. El desafío de estas aguas turbulentas está en aliviar los impactos y en encontrar soluciones y oportunidades.

2022 está cumpliendo con su cuota pues los 4 continentes siguen sumando sustos, asombros y alarmas; en especial, en la economía, con el clima, con un creciente descontento social, disenso político, votos de protesta, que, lejos de resolver, elijen más problemas, y una infame invasión. Estos eventos producen titulares y evidencia de que el mundo se pierde en un laberinto al que debemos encontrar salida.  

En medio de los dramas, las amenazas y las batallas de cada nación, región y continente, se hace más evidente cada día que las causas de nuestras penas y nuestros dolores, las causas de nuestra incapacidad para resolver los problemas que lastiman al individuo, a las familias, a la gente; la causa de nuestros males, somos nosotros mismos, el lado oscuro de la naturaleza humana, con su egoísmo, su ambición, su capacidad para destruir.  

La violencia, el abuso de poder, la corrupción, el cinismo hasta la locura, la represión política, el populismo, las tiranías, no responden a una agenda ideológica y mucho menos a un programa de gobierno, aunque es la excusa que imponen. Esas prácticas brutales responden al comportamiento de seres humanos enfermos, disfuncionales; sociópatas que creen que el mundo se las debe, y encuentran la forma de cobrárselo. Ahí están Hitler, Mao Zedong, Stalin, entre los viejos matones. Castro, Chávez y Putin, 3 de los energúmenos, entre tantos otros, que nos ha tocado aguantar a las generaciones actuales, en especial, a los pueblos que han sido, o siguen siendo sus víctimas. Esta es la historia detrás de la historia.

La criminal y cobarde invasión rusa a Ucrania solo se puede explicar desde las entrañas envenenadas de un déspota asesino con poder. Ahora bien, la historia también nos enseña que, por la pobreza, la destrucción y la muerte que estos personajes dejan en el camino, terminan siempre en el basurero de la historia, en la cárcel, colgados en una plaza pública o asesinados.

Una de las amenazas del Siglo XXI es que andan sueltos muchos de estos locos. Por eso, es alentador ver al ejército ucraniano recuperar su territorio dando lecciones de coraje, valor y dignidad a un supuestamente superior ejército invasor, que, mal dirigido, peor informado y muy desmotivado, abandona, derrotado, sus puestos de combate, exponiendo el plumero del trastornado tirano de Moscú y dejándole a las puertas de una bartolina en Siberia.   

La victoria de Ucrania está en juego todavía; pero, si hay una noticia, un testimonio, un capítulo de la historia que puede cambiar el rumbo de este volátil e incierto Siglo XXI, es que el pueblo ucraniano rescate su tierra y su hogar.

Además de que es lo que esa nación digna y valiente merece, es muy posible que en la frontera ruso – ucraniana se defina el futuro de la libertad y las democracias de Occidente.  

 

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