202. Dionisio Gutiérrez: Debemos tanto a tan pocos

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202. Dionisio Gutiérrez: Debemos tanto a tan pocos

Editorial del programa Razón de Estado número 202


 

Hace 2 años y 4 meses apareció en el mundo un fenómeno natural que la especie humana habría preferido evitar. El misterio del murciélago y el supuesto animal trasmisor a los humanos sigue siendo un misterio; pero, lo que sí sabemos es que aquel virus, nuevo y desconocido, puso en riesgo nuestra salud, nuestra vida. Comprometió la estabilidad emocional de sociedades enteras, amenazó nuestra economía; y para muchos, el costo fue su vida. Y la novela no ha terminado.  

En las primeras semanas de la crisis, en lo que descubríamos su grado de peligro y buscábamos formas de defendernos, se hizo evidente que aquel golpe que nos daba la naturaleza encontró a la mayoría de los gobiernos del planeta con la guardia abajo, y con los sistemas de salud, especialmente en el mundo subdesarrollado, frágiles cuando no al borde del colapso o destrozados por la corrupción y la incompetencia de sus políticos.     

Las letras del alfabeto griego han cobrado ya casi 7 millones de vidas en los 5 continentes; 40 millones de pobres más, solo en la América Latina, la región más golpeada del planeta; y la economía global sigue comprometida y pagando los efectos y consecuencias de la crisis, de malas decisiones por parte de autoridades; o peor aún, pagando las consecuencias del cinismo de gobiernos incapaces, cuando no, delincuentes y autoritarios.

Después de casi dos años y medio, llegamos a un punto en el que más que perder la cuenta de contagios y muertes, perdimos el miedo. Hay un reconocimiento o aceptación sobre el hecho de que lo que nos mandó la naturaleza llegó para quedarse y es poco lo que podemos hacer para cambiar sus designios. Nos toca aprender a vivir con ello; y corriendo los riesgos, es lo que estamos haciendo.

Sin duda alguna, la ciencia y la tecnología están haciendo lo suyo. Los datos, la estadística y la realidad indican que, con todo y las prisas, las dudas y los obstáculos, el saldo de la medicina es positivo, y parece que viviremos para contarla.     

Lo que es innegable, es que, el drama, el dolor y las muertes que ha generado este golpe de la naturaleza quedaron marcados ya, como una de esas ocasiones – escasas – en que la historia, permite que se pueda repetir aquella frase expresada por uno de los grandes líderes del Siglo XX: “nunca tantos debieron tanto a tan pocos”.

Esto es lo que se puede y se debe decir de los médicos y sus equipos, héroes y heroínas, en los hospitales del mundo, cuando hacemos el inventario y reconocemos el esfuerzo extraordinario y los sacrificios extraordinarios hechos por ellos en estos años; en especial, por quienes han enfrentado la batalla en los países con los sistemas de salud empobrecidos y abandonados por las causas mencionadas.

Como en otros momentos a través de la historia, cuando hayamos superado este episodio de la naturaleza, que lo haremos, seremos las generaciones de hoy quienes nos sentiremos orgullosas y en paz por haber vencido en una batalla como las que ya habían ganado nuestros antepasados; confirmaremos que la vida es cuestión de saldos, y que, con sus dolores, espinas y desafíos merece la pena. Y si somos humildades y agradecidos habremos aprendido que, en el contexto de toda la creación, somos un pequeño, pequeñísimo experimento humano que, si se lo propone, y a pesar de todo, tiene lo que toma para salvarse a sí mismo.    

 

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