257. Dionisio Gutiérrez: Todos llevamos dentro un juez y un penitente

Agosto 05, 2023
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57. Dionisio Gutiérrez: Todos llevamos dentro un juez y un penitente

Editorial del programa Razón de Estado número 257


 

Cada ser humano, escribió Ortega y Gasset, lleva dentro de sí un juez y un reo. Un inquisidor y un penitente. Y vaya si esto es cierto, pues, al final de cada día, me parece, todos pasamos por ese corte de caja vital en el que hacemos las sumas y las restas de la jornada; lo que hicimos bien, y lo que pudimos hacer mejor.

Así como esto es una realidad en la vida personal, familiar y laboral, también lo es, lo debe ser, en nuestra vida como ciudadanos; en nuestra participación como miembros de ese conglomerado de ilusiones y frustraciones que se llama nación.  

La vida, me recordaba un querido maestro, es ese acto que estremece por la velocidad a la que sucede. Aceptar su imperfección y comprender el hecho de que su naturaleza es la permanente evolución, es, por sanidad personal, un gesto necesario de humildad.  

Estas reflexiones vienen a cuento por el tiempo, los sacrificios y el número de generaciones que toma construir naciones modernas, desarrolladas, exitosas; y el hecho de que la condición para lograrlo es precisamente el ciudadano presente, el que está, el que cumple, el que exige, el que vota, el que defiende su voto, el que da el ejemplo, el que protesta, el que respeta la ley.

América Latina vive un momento en el que necesita muchos ciudadanos de esos. Por acción y por omisión, nos convertimos en sociedades sitiadas por la incompetencia de los políticos, agraviadas por la corrupción pública, cansadas de su impunidad. Nos convertimos en naciones extraviadas en las mentiras del populismo y atropelladas por su autoritarismo.

La mayoría de los políticos perdieron el sentido de la decencia. Aunque sepan que la historia nos enseña que un pueblo harto de sus políticos termina arrasándolos, ya no hay escándalo capaz de avergonzarlos. Así es, la historia nos confirma que los procesos reivindicativos son una realidad. Pero no les importa.

Lejos de promover que la Democracia Republicana de Derecho esté en la cultura de la sociedad y en el corazón del ciudadano, esos políticos se dedican a corromperla, desvirtuarla y destruirla, convirtiéndonos en sociedades atrapadas en medio de guerras de clanes criminales que se reparten el Estado buscando botín e impunidad. Por eso hoy, en demasiados países de nuestra América Latina, la democracia y la libertad están en peligro.  

 Activistas y funcionarios que se esfuerzan y se sacrifican desde algunos espacios de la sociedad y desde las pocas instituciones que quedan libres de mancha y de culpa, afirman que, el problema que encuentran es que hay demasiados diablos sueltos para tan poca agua bendita.

Por eso, hagamos que los valores, las ideas y los compromisos dejen de ser bienes escasos y recordemos que la vida civilizada, las naciones exitosas, el desarrollo y el bienestar se fundan en el Estado de derecho, en la justicia independiente, en la condición de que la sociedad tenga ciudadanos libres y valientes, como regla, no por excepción.

 

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