Editorial del programa Razón de Estado número 102
Dicen que los tres grandes motivos de la vida son formar una familia, desarrollar tu proyecto personal y construir una nación. Dicen también que la vida es cuestión de saldo y que más allá del optimismo o el pesimismo, debemos tener la humildad y la decencia para reconocer cuando éste es negativo.
Guatemala vive, desde hace demasiados años, al borde del abismo. Nuestros números sociales son lamentables y nuestro subdesarrollo político, una vergüenza.
El crecimiento económico de los últimos 50 años solo benefició a los que ya estábamos bien; en una nación en la que más de la mitad de su gente vive en la pobreza desde hace 100 años. Por eso, los populistas y la izquierda ignorante encuentran campo fértil vendiendo una medicina que resulta peor que la enfermedad.
Si tan solo las élites entendieran que el éxito de las naciones está en vencer el subdesarrollo político y en tener un modelo de desarrollo que ofrezca bienestar y esperanza; solvencia y certidumbre.
Esta es la ecuación y el compromiso que nos permitiría merecer la democracia que todavía no hemos perdido.
Hasta hoy, el futuro prometido es una pantalla mentirosa tras la que escondemos la frustración de no alcanzar una vida digna en el presente. ¿Cuánto tiempo puede durar esa mentira?
Hoy tenemos un gobierno que representa una oportunidad; pero de poco sirve que sus funcionarios trabajen 18 horas al día, los 7 días de la semana si la democracia está secuestrada por si misma.
Permitimos que Guatemala se convirtiera en un país ingobernable. Somos un Estado capturado por mafias políticas y económicas que no permitirán que nuestra democracia republicana florezca hasta que tomemos la decisión histórica de hacer las 4 grandes reformas que el Estado necesita para fortalecer, independizar y transparentar las instituciones de la democracia.
La primera debe honrar y dignificar los procesos electorales.
La segunda reforma daría a la justicia la majestad que necesita para establecer un Estado de Derecho.
La tercera nos daría un Servicio Civil como el que Guatemala merece.
La cuarta reforma haría de la administración del Estado motivo de orgullo y admiración.
Estas 4 reformas son la primera condición para implementar un Modelo de Desarrollo exitoso.
La segunda condición es el crecimiento económico.
¿Cómo explicar sin demagogia y con sencillez que la pobreza se combate creando empleo y riqueza, y que ello es posible si hay políticas públicas que incentivan las inversiones y la apertura de nuevas empresas, generando la igualdad de oportunidades sin la cual la democracia es letra muerta?
Desarrollar un País toma 20 años creciendo su economía por lo menos seis puntos porcentuales por arriba del crecimiento de la población. Este crecimiento solo es posible en el marco de una democracia liberal y republicana. Aquí no caben la corrupción ni el Estado capturado por criminales.
La tercera condición es la Integración Económica de Centroamérica. Simplemente, la necesitamos.
Esta es la ruta para hacer realidad los motivos de la vida, tener un saldo positivo, vivir en libertad; y poder decir, misión cumplida.