362. Dionisio Gutiérrez: The Gap Between Economy and Needs

August 01, 2025
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362. Dionisio Gutiérrez: El abismo entre la economía y las necesidades

Editorial del programa 361 de Razón de Estado



En este ancho mundo, cada vez más pequeño por la tecnología, pero más miserable por la política, se ha abierto un abismo entre la economía global y las necesidades reales de las familias. Vivimos en un sistema que produce mucho, pero no alcanza, y promete demasiado. Y cuando la olla no da más, los sabios del poder se encogen de hombros, hacen otro foro y se van a dormir con la barriga llena, mientras millones cuentan monedas para comprar el pan de mañana.

No es que falten recursos. Es que faltan prioridades, faltan principios y sobran gobernantes inútiles, dedicados a decorar estadísticas en vez de gobernar con la decencia de quien administra lo ajeno.

La economía mundial se ha hecho insuficiente para los propósitos humanos. Las familias, que antes soñaban con vivir mejor que sus padres, ahora se conforman con sobrevivir con menos deuda que el mes pasado.

El problema no está en las cifras del PIB ni en los reportes del FMI. Está en el rostro de quien trabaja diez horas y no llega a fin de mes. Está en el joven que estudió y no encuentra empleo. Está en el adulto que ya no cree en nada porque le prometieron progreso, pero le entregaron ansiedad, inflación y deuda.

Y, como si fuera poco, en vez de corregir, demasiados gobiernos juegan al matón. Guerra por aquí, amenaza por allá, músculos geopolíticos en tensión. Se disputan territorios, se miden misiles, como si la historia no enseñara, con sangre, que las guerras no hacen grandes a los países, sino a los cementerios.

Mientras los políticos hacen de las suyas, las economías se vuelven arena movediza. Todo sube menos el ingreso, todo se digitaliza menos el alimento, todo se promete menos la verdad. El crecimiento es frágil, la deuda es enorme, y todo por falta honor, de libertad y de sentido común.

Aun así, la historia está llena de momentos en que la inteligencia moral derrotó al cálculo frío. Lo que falta es carácter. Lo que falta es ciudadanía activa. Lo que falta es la voluntad de exigir que los que gobiernan aprendan a pensar y a servir, no solo a simular y a mandar.

El mundo no necesita más cumbres, sino más libertad. No más burocracia, sino más gobernantes con dignidad. No más discursos, sino economías libres al servicio del hogar común, no del ego imperial de unos pocos.

Si los gobernantes no entienden esto, que se hagan a un lado para que gobiernen, por fin, la cordura y la libertad.

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