238. Dionisio Gutiérrez: un mundo rebelde con causa

Marzo 21, 2023
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Editorial del programa 234 de Razón de Estado

Editorial del programa Razón de Estado número 238




 

En mis años de preadolescencia, esa época que, según los expertos, va de los 8 a los 11 años, en la que los muchachos estamos medio desarmados pues nos crecen unas partes del cuerpo más rápido que las otras, lo cuestionamos todo, queremos descubrir el mundo en diez minutos y hacemos poco caso a casi nadie; pues en esa época, me acusaban de ser un rebelde sin causa.

Recuerdo haber asistido a más de un retiro para insurrectos y preguntones; y en varias de aquellas reuniones escuché a un instructor, del que aprendí mucho, resumir lo que sucedía en el mundo en aquellos días – que ya fue hace algún tiempo – y decía que los seres humanos somos sujetos profundamente sociales, y que, muy lejos de ser átomos aislados, cada uno, de alguna manera, formamos parte de los demás y estamos todos interconectados a través de estructuras más complejas que se resumen en eso que llamamos sociedad.

Pues el instructor decía que, precisamente porque no somos átomos aislados, cuando fallan uno o varios, el sistema sufre y se debilita. Por eso quería enseñarme a ser un átomo funcional y una fuerza positiva en el mundo que me tocara crecer.

Aquel instructor hoy les preguntaría:

¿Cómo se siente usted cuando le falla su alcalde, su diputado, el banquero, su doctor, su jefe, su socio, el cura, su pastor, el mecánico, su presidente?

¿Qué sucede cuando los idiotas, un tirano o los delincuentes mandan? ¿Y qué tan mal se pueden poner las cosas si un idiota de estos además es delincuente y tirano?     

¿Por qué es tan importante ser átomos presentes, activos, responsables, exigentes?

¿Debemos reconocer con humildad que los seres humanos somos imperfectos, falibles, inexactos, inseguros? 

Tolstói dijo a finales del Siglo XIX que todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo. 

El perfil y el comportamiento de los protagonistas de hoy en la política, en la banca y en las otras dimensiones de la vida, que son, de quienes recibimos, para bien o para mal, las consecuencias de lo que hacemos o de lo que permitimos, dan una idea clara del porqué hoy, estamos como estamos.    

Como la vida es cuestión de saldos, dados los resultados, debemos reconocer que vivimos en un mundo preadolescente, al que hacen falta muchas millas y muchos soles y lunas para llegar a la ansiada madurez, donde prevalezcan el respeto, la decencia, la solidaridad y la más rigurosa observancia de los valores que pueden construir el mundo libre, humano, moderno y civilizado que anhelamos. 

¿Cuándo empezamos?

 

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