357. Dionisio Gutiérrez: La mentira institucionalizada

Junio 27, 2025
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Editorial 357

Editorial del programa 357 de Razón de Estado


Tres naciones en América Latina viven bajo la bota de dictaduras criminales y están en peligro: México, Colombia y Bolivia, hoy gobernadas por capitostes arrogantes, populistas y autoritarios que se creen dueños de nuestras vidas.

La izquierda iberoamericana —en sus versiones caducas y posmodernas— no ha sabido gobernar, pero ha sabido infiltrarse. Ha ocupado el lenguaje, ha colonizado los medios, ha reducido la educación a un catecismo ideológico y ha hecho de la dependencia estatal un modelo de control emocional.

Esa izquierda ha borrado el mérito en nombre de la igualdad, ha penalizado el éxito como si fuera delito y ha suplantado el deber cívico por el victimismo.

Mientras tanto, el ciudadano medio, el que madruga, paga impuestos, crea, arriesga y mantiene en pie la economía, ha sido tratado como sospechoso. A él no se le premia, se le exprime. No se le escucha, se le reprende.

Sin embargo, es en ese iberoamericano silencioso donde habita la solución. No en las promesas de charlatanes y cantamañanas, sino en la renovación de lo básico: libertad, esfuerzo, propiedad, ley y respeto.

La solución no vendrá de las manos sucias de quienes han secuestrado las instituciones para utilizarlas como artefacto corrupto o ideológico. No vendrá de los apóstoles del intervencionismo, ni de los planificadores de vidas ajenas que, con la insolencia de quien nunca ha creado una empresa ni pagado una nómina, se han atrevido a dictar desde el boletín oficial cómo debe vivir, pensar y ganar su sustento el ciudadano libre.

Iberoamérica está en peligro, pero no está perdida. Lo que sufre nuestra región no es falta de recursos, ni de talento, ni de historia. Lo que sufre es una invasión de resignación, de mediocridad, de mentira institucionalizada.

Nos dicen que esto no tiene arreglo, que estamos condenados al desgaste, al enfrentamiento, al clientelismo, pero eso no es verdad. Lo que ocurre es que quienes viven del populismo autoritario no quieren que Iberoamérica despierte.

Iberoamérica tiene solución. Lo que no tiene es tiempo que perder.
 

Cuando las élites fallan, los países se descomponen; y cuando los cuerdos callan, los necios gobiernan. Por eso, el estatismo asfixiante, la colonización ideológica, el desprecio por el emprendedor, el castigo al que produce.

La mayor locura no es soñar imposibles, sino aceptar resignados la mediocridad como destino.

Los países no se salvan solo con buenas leyes, sino con ciudadanos que las entiendan, las respeten y las vivan para cumplir sus deberes y para hacer valer sus derechos, el primero de todos: la libertad.

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