Editorial del programa Razón de Estado número 334.

Las naciones que son dignas de ese nombre fueron construidas con esfuerzo y sacrificio, con el más absoluto respeto a un código de valores que propician, motivan y facilitan el avance y la evolución del ser humano para alcanzar bienestar y prosperidad.

El primero de esos valores es la libertad, y el segundo es un riguroso Estado de derecho en el que hay división de poderes, la ley es igual para todos, y se respeta.  

Solo así se construye democracia; que no es perfecta, pero sí perfectible, y necesita esfuerzo y protección permanente.     

Las naciones que son dignas de ese nombre fueron construidas desde instituciones respetables y respetadas que enmarcan y facilitan las relaciones entre los ciudadanos, con independencia, en libertad, con respeto.

Así, el ciudadano, como institución; la familia; las escuelas; las iglesias; las organizaciones sociales; las cámaras empresariales; la prensa; las universidades; el cuerpo diplomático y, en especial, instituciones del Estado como la Presidencia, el Congreso, el Sistema de Justicia, el Tribunal Electoral, el Ministerio Público y las altas Cortes forman una constelación de entidades, que juntas, cuando funcionan con independencia, en libertad, con respeto a la ley, construyen naciones exitosas.

Esa constelación de instituciones es para cada nación lo mismo que para cada ser humano, es su casa, el hogar donde vivimos y donde luchamos para hacer realidad nuestros anhelos e ilusiones.  

Por eso, son tan importantes los valores, no los dogmas; las políticas públicas que funcionan, no las agendas cargadas de ideologías de odio y confrontación. Por eso, es tan importante el más absoluto respeto a la soberanía de los pueblos expresada en las urnas en elecciones libres y democráticas.   

En el drama de Venezuela, si una banda de criminales secuestra, se roba y somete a sus caprichos criminales esa constelación de instituciones que es nuestro hogar, nuestra tierra, nuestro país; y después de más de 20 años de abusos y atropellos, de dictadura criminal, y después de haber agotado todas las instancias, los arrogantes y ciegos secuestradores pretenden seguir usurpando poderes que no les corresponde, pues antes de resignarse a morir siendo esclavos, debe llegar la hora de hacer uso de la última instancia.

Venezuela tiene un presidente electo en victoria aplastante e indiscutible que debió tomar posesión el 10 de enero.

Estamos teniendo un breve atraso que pronto será corregido.      

María Corina Machado al frente de la batalla cívica en tierra venezolana y el presidente González, por el momento, en el exilio, están muy cerca de declarar la victoria de la libertad y el retorno de la democracia en Venezuela.

Por la libertad de Venezuela, hasta el final.