337. Dionisio Gutiérrez: De disrupción y sacudidas.

Febrero 07, 2025
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337. Dionisio Gutiérrez: De disrupción y sacudidas.

Editorial del programa Razón de Estado número 337.


Las naciones ricas y desarrolladas dan fe de su riqueza gracias a que, durante varias décadas, definieron un marco de desarrollo que tuvo como condiciones: libertad económica; certeza jurídica en un sistema político de pesos y contrapesos; elecciones libres y democráticas para garantizar la alternancia en el poder; respeto a la propiedad privada; libertad de expresión y un sistema de libre mercado que, a través de la competencia, sacó lo mejor de emprendedores, productores, comerciantes y consumidores.  

El modelo no es perfecto, pero, como la democracia en lo político, el capitalismo en lo económico es el modelo menos malo conocido. Con democracias capitalistas, se desarrollaron las naciones a las que llamamos el primer mundo. Hoy, para lograrlo, siguen siendo verdad los mismos valores y las mismas disciplinas. Por supuesto, hay que trabajar y mucho. 

Sin la menor duda, la libre empresa y el libre mercado han sido las fuentes de mayor riqueza, desarrollo y bienestar a través de la historia de la humanidad. Por eso, los aranceles son mala idea, a menos que se vean como instrumento de negociación temporal. 

La libertad es un sistema de vida moralmente superior, económicamente más efectivo y humanamente más respetable.  

Ahora bien, es evidente que, llegado el final del primer cuarto del siglo XXI, el mundo alcanzó un grado de complejidad política, económica y tecnológica. Que en medio de un ciclo en el que la economía global se hizo insuficiente y la política, y demasiados políticos, se hicieron insufribles e impresentables por corruptos, incapaces y autoritarios, pues es evidente que nos tienen en medio de un rompecabezas que no estamos logrando comprender ni digerir.

Es posible que, por eso, sea necesario de vez en cuando una sacudida o una buena dosis de disrupción. Milei en Argentina es un buen ejemplo. Los números, los resultados y los avances le están dando la razón.

La geopolítica de nuestros tiempos y algunas dinámicas sociales están plagadas de trampas, mentiras, corrupción, dictadores, terroristas y locos con complejos imperiales. De una forma o de otra, hay que ponerlos en su lugar. Esto no es tarea fácil. Por eso, el ciudadano debe estar más en alerta que nunca. Su vida y su futuro están en juego.    

Si la libertad y la democracia, con división de poderes y Estado de derecho, son los pilares que construyeron lo que hoy se conoce como el Occidente desarrollado, los países ricos o el primer mundo: ¿quién, con una luz así, se pierde? 

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