224. Dionisio Gutiérrez: Rescatar la política, cuestión de sobrevivencia

Diciembre 12, 2022
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224. Dionisio Gutiérrez: Rescatar la política, cuestión de sobrevivencia

Editorial del programa Razón de Estado número 224


 

Para el ciudadano de hoy es difícil hacer valer sus derechos, pues vivimos en un mundo en el que la política se hizo una profesión sucia, disfuncional, desprestigiada, que usa la mentira, el populismo y la represión como armas del poder.

De México a la Argentina, y los latinos en Estados Unidos, debemos protestar contra esa clase política deshonesta, autoritaria y vulgar que está arrastrando a nuestros países a la bancarrota moral, económica y social.

Lo grave es que esta agresión sucede al mismo tiempo en que los pueblos están cayendo en la trampa de la ingenuidad y la indiferencia; al mismo tiempo en que las élites renunciaron a su responsabilidad de defender la libertad, la democracia y la justicia pues las confunden con privilegios.

Para América Latina, 2022 termina con la caída de más de media docena de sus países en el destructivo populismo de izquierda, que, entre sus defectos, que son muchos, están la ignorancia absoluta sobre la complejidad del proceso económico y la propensión a perpetuarse en el poder.

Perú volvió a respirar. Esperemos que esta vez sea para iniciar, de una vez por todas, una era de democracia, Estado de derecho y libertad.    

Las democracias se debilitan cuando la clase media pierde su capacidad como actor político estabilizante. Las naciones se asfixian cuando sus jóvenes no tienen oportunidades y sienten comprometido su futuro porque solo avanzan la pobreza y la violencia. Y la libertad se pierde cuando el poder autoritario secuestra el sistema electoral, quebranta la división de poderes y se constituye en juez y parte dictatorial.     

Esto está sucediendo en América Latina. El problema es sistémico y las reparaciones no vendrán fácil. La solución pasa por el ciudadano; por usted. Por eso, debemos volver a la batalla de las ideas para reconstruir la cultura de la libertad, el valor del mérito personal y el respeto al individuo; los fundamentos del liberalismo clásico que construyeron el Occidente desarrollado.

Aunque no queramos y aunque no nos guste, debemos rescatar la política por simple cuestión de sobrevivencia. 

La gran batalla de nuestro tiempo se libra entre dos sistemas: el de la democracia, el Estado de Derecho y la libertad, contra la cleptocracia populista y autoritaria, de izquierda o derecha.

Esta guerra santa necesita Ciudadanos con mayúscula que hacen temblar a los políticos deshonestos, que les hacen sentir el hartazgo y la decepción ciudadana; y que les garantizan que pagarán un alto precio si violan las reglas básicas de la democracia.

América Latina necesita ciudadanos que devuelvan brillo, ilusiones y esperanza a la democracia; ciudadanos que garanticen la promesa de que el desarrollo en libertad es posible para los latinoamericanos.

Por eso, quienes creen en la democracia, el Estado de Derecho y la libertad deben salir de sus trincheras, unir esfuerzos y andar juntos el camino del honor y la decencia que desarrolla y moderniza naciones.

Esto solo se puede lograr con movimientos éticos y cívicos que permitan al ciudadano recuperar la fe y la confianza en sí mismo, para volver a las mesas del debate público a exigir que se respeten sus derechos al mismo tiempo en que cumple con sus obligaciones.  

Este sacrificio da a los pueblos la fuerza moral y el sentido de responsabilidad cívica que les permite enfrentar los desafíos que vive el mundo de hoy; mil batallas en las que venceremos si hacemos valer la mayor conquista moral de Occidente: el Ciudadano Libre.  

 

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