352. Dionisio Gutiérrez: De asuntos viejos y simples que se olvidan

Mayo 25, 2025
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352. Dionisio Gutiérrez: De asuntos viejos y simples que se olvidan

Editorial del programa Razón de Estado número 352


Hay asuntos viejos y simples que, con frecuencia, se olvidan en la casa, la empresa o el gobierno: la diferencia entre gastar y generar, entre crecer y ser rentable, entre el entusiasmo y el análisis. Esta es la diferencia entre sobrevivir o naufragar en la vida financiera. 

Más vale una empresa modesta, pero con caja, que una grandiosa sin efectivo.

Vivimos en una época donde los números abundan y el juicio escasea. Los estados financieros son leídos como quien hojea un periódico: buscando titulares y no verdades. Y, en ese descuido, florece el autoengaño.  

Hay quienes creen que una casa, una empresa o un gobierno puede vivir eternamente gastando más de lo que ingresan, siempre que consigan otro préstamo, otra ronda de capital o fabriquen más billetes. Se equivocan. Ninguna institución es invencible, y menos aún la que no genera efectivo, la que no produce beneficio, la que no recupera el capital invertido.

El dinero es el espejo de la realidad. El flujo de caja es el lenguaje más sincero de una empresa. No miente como pueden mentir los márgenes inflados o las ganancias maquilladas. 

El crecimiento sin rentabilidad no es estrategia: es arrogancia disfrazada de optimismo. La rentabilidad es el juez silencioso. No es una cifra: es un juicio. Es la prueba de que la empresa usa bien el capital que le fue confiado. 

El valor no se construye con aspiraciones, sino con retornos superiores al costo del capital. Y aquí no hay escapatoria. No hay atajos. No hay fórmulas mágicas. Se necesita trabajo, prudencia, pensamiento estructurado. Entender la lógica del modelo de negocio, no solo sus cifras. Saber proyectar, sí, pero sobre supuestos defendibles, no castillos en el aire. He visto empresas valoradas en grandes números con caja negativa. He visto inversores inteligentes cautivos de buenas historias que son mentira. 

Una empresa no es exitosa porque es grande, sino porque puede sostenerse en el tiempo sin destruirse a sí misma. Y, para eso, necesita rentabilidad económica, disciplina financiera y liderazgo consciente. El resto la marca, la historia, el relato puede apoyar, pero no reemplazar lo esencial.

En finanzas, los sueños deben pasar por el filtro del análisis, porque los números no son enemigos del alma, sino su verificación. Dirijan bien. Analicen mejor. No teman al rigor. Porque allí, en la transparencia del número bien entendido, empieza la verdadera libertad de decidir.

 

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