319. Dionisio Gutiérrez: La batalla diaria de millones

Octubre 07, 2024
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319. Dionisio Gutiérrez: La batalla diaria de millones

Editorial del programa Razón de Estado número 319.


En la naturaleza humana, gracias a Dios, está que el instinto, las ilusiones y la dignidad nos ayudan a enfrentar las dificultades, a vencer nuestros miedos, a preservar un espíritu de lucha incansable, estoico, perseverante. 

En este mundo complicado, medio en guerra, desinformado y con frecuencia confundido, la dimensión económica personal adquiere un papel fundamental, porque nos resuelve el presente: el sustento para llegar al final de cada día. Tener qué comer y donde dormir se convierte en lo único sustantivo, evidente y real que podemos tocar, sentir y disfrutar. Lo demás es ruido.  

Las dificultades económicas en casa, además de afectar el acceso a bienes materiales, también lastiman la autoestima, los sueños y las relaciones personales y familiares.

El ser humano contemporáneo está un poco perdido en un mundo cada vez más complejo y en conflicto, donde una economía global insuficiente y la ausencia de líderes ejemplares han creado desconexión entre las personas, la sociedad y el Estado.

América Latina, esa región a la que tanto queremos, está, por mayoría, mal gobernada y llena de políticos inútiles, narcos y bandidos; y a causa de eso, con niveles de atraso y pobreza ofensivos y sin sentido. Tenemos todo para ser naciones ricas, pero nuestras economías se caracterizan por la falta de oportunidades o el empleo informal, inseguro, mal pagado y sin protección social.

Lo que funciona en nuestros países es la pequeña, mediana y gran empresa que logra sobrevivir a pesar de los gobiernos; pero es, a todas luces, insuficiente. Hacen falta más condiciones, certezas y libertades para que haya más empresas y podamos avanzar a mayor velocidad. 

De las faltas, los vacíos y las ausencias viene el drama humano de la migración; sobre todo a Estados Unidos, donde, por lo general, los latinos que logran papeles encuentran empleo formal, con acceso a beneficios. Y aunque tienen que trabajar muchas horas, logran lo que en sus países jamás habrían tenido: seguridad, paz y oportunidades. 

Las remesas que envían a sus familias en América Latina son el testimonio del esfuerzo y sacrificio que implica su vida en el extranjero. Y quienes las reciben sienten el choque emocional que viene de la separación familiar, con el reconocimiento de que dependen de ese apoyo económico para subsistir en países que no funcionan. 

Esta es la batalla diaria de millones de latinoamericanos por nivelar sus aspiraciones con la realidad de un mundo que cada día se entiende menos. De ahí la importancia de preservar las ilusiones y la dignidad para enfrentar las dificultades y soñar con un futuro de prosperidad, paz y libertad.  

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