Editorial del programa Razón de Estado número 250

La Unión Europea sigue siendo hoy, el proyecto geopolítico más ambicioso y exitoso de la historia contemporánea.  Se construyó sobre la idea de la paz y la prosperidad compartida. Su historia y su cultura son un referente global y fuente extraordinaria de conocimiento, arte y riqueza.

Europa ha superado obstáculos y resuelto crisis que amenazan su unidad, sin embargo, los desafíos que hoy enfrenta son crecientes y descomunales. Preservar su identidad y sus valores, proteger su integridad económica, social y territorial no son tarea fácil en medio de una insuficiente economía global, el cambio climático, una compleja transición energética, migración desenfrenada, escases de agua y una invasión en su vecindad.

Además de los desafíos internos, Europa ve a China como una amenaza para Occidente, primero, por la NO coincidencia de valores ni estrategia en el modelo de desarrollo, y segundo, porque China, que, a rompe y rasga, busca ser la primera potencia mundial, para lograrlo, subordina los derechos y libertades civiles al crecimiento económico y militar, y somete, condiciona y amenaza a países en varios continentes para que sean los alfiles en sus ambiciones imperialistas. Su apoyo a Rusia en la criminal invasión a Ucrania, sus intenciones con Taiwán y su complicidad con el déspota de Pyongyang dan cuenta de ello. 

En un mundo fragmentado y multipolar, donde la política y el respeto por las instituciones democráticas se han degradado a niveles insospechados, los países emergentes apuestan y negocian de forma oportunista, persiguen intereses de corto plazo, y no ven que ponen en peligro su integridad, su soberanía y eventualmente su libertad.  

Europa necesita fortalecer su alianza atlántica, estar más cerca de Estados Unidos y estrechar lazos con La India, el país más poblado del planeta. Y más que reaccionar a las crisis, La Unión Europea puede y debe ser un factor más determinante en la defensa de los valores liberales de Occidente, como ya lo hace con su apoyo a Ucrania.

En este mundo cada día más brutal, La Unión Europa debe consolidarse como tal. De esto depende que pueda defender sus intereses, proteger sus valores y promover un orden internacional basado en normas que se respetan.  

La Unión Europea debe consolidar su proceso fundacional basado en los valores de la libertad.