Editorial del programa Razón de Estado número 289
La palabra es el medio para entendernos y ponernos de acuerdo, pero su riqueza y flexibilidad son de tal magnitud que también nos confunde y nos enfrenta. Con la palabra se fabrica la mentira, la calumnia, la agresión; con la palabra se disfraza a la verdad de mentira, y a la mentira de verdad; y vaya si en el mundo de hoy, esto es verdad.
Por eso es tan importante que dediquemos tiempo a formarnos y a desarrollar un pensamiento crítico. Y para esto, hay que regresar siempre a las bases, al origen, a los derechos naturales; el primero de ellos, la libertad.
La verdad es el dibujo de La Palabra, la pintura de un paisaje, un gesto, una mirada o el silencio al que no hizo falta un sonido. El rigor de la verdad está siempre desposado con la realidad de los hechos y las consecuencias de nuestros actos, de nuestras decisiones.
Dicen que lo que importa en la vida es el saldo; y en esto, la historia nos enseña que, al final, la verdad siempre prevalece. La historia pone las cosas en su sitio. Por eso aquel verso: La verdad os hará libres.
Pues son los políticos y los gobiernos incapaces, corruptos, populistas o autoritarios, quienes más retuercen, lastiman y oscurecen la verdad. La opresión, la pobreza y el subdesarrollo son la consecuencia de una sucesión de mentiras.
Liberarnos de las cadenas de las doctrinas, de los dogmas ideológicos y de la demagogia de autócratas y populistas es la mejor defensa que podemos presentar por la verdad y por la libertad, dos palabras hermanas gemelas.
Democracia – dictadura, Estado de derecho – impunidad, mercado – control, proceso económico – subdesarrollo, competencia – desigualdad son palabras sobre las que muchos políticos mienten y manipulan para concentrar poder, pero, pregúntese usted cuáles son las que ofrecieron a la humanidad desarrollo y prosperidad.
El reto de decir las cosas serias de forma sencilla provoca miedo e incertidumbre respecto al futuro, pero mientras vivamos en libertad y aprendamos a diferenciar la verdad de la mentira tendremos asegurado el presente.
Si los pueblos que hoy sufren dictaduras, miseria y desesperanza rinden homenaje a la palabra libertad alcanzarán una comprensión más profunda del verdadero significado de la vida. Y hablando de palabras, así como la fuerza del mar solo se siente si hay viento, el poder ciudadano tiene vida solo si hay libertad; y la verdad es que la libertad no se compra ni se vende; se construye, se gana, se conquista.