Si a una la fastidian, a la otra la complican

Mayo 05, 2025
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Si a una la fastidian, a la otra la complican

Editorial del programa Razón de Estado número 349.


La economía y la política son dos caras de la misma moneda. Si a una la fastidian, a la otra la complican.

Ya me dirán ustedes de las consecuencias de entregar las riendas de la economía a políticos inútiles, deshonestos y, en no pocos casos, autoritarios. Gente que no sabe, no quiere aprender y, además, se ofende cuando se lo dicen. Vaya tiempos.

Vivimos una sinfonía de despropósitos. No se trata de errores técnicos, sino de decisiones deliberadas, como convertir al Estado en una máquina de populismo financiero, donde solo crecen la deuda y el gasto, donde las cifras se maquillan, el déficit se ignora y las promesas se multiplican mientras los ingresos se evaporan.

¿Quién puede construir una economía próspera sobre el humo?

Cuando la economía cae en manos de políticos sin escrúpulos la convierten en botín, en herramienta para consolidar poder, comprar aplausos y distribuir favores a cambio de obediencia.

Al autoritario no le preocupa la realidad, le preocupa el relato. No quiere gobernar bien, quiere parecer que gobierna. No busca crecimiento sostenido, sino efectos inmediatos. Si es necesario hipotecar el porvenir para comprar una ovación hoy, lo hará sin parpadear. Se endeudará como si el futuro no fuera de nadie.

Lo grave de nuestro tiempo es que hay demasiados políticos que en lugar de reformas ofrecen excusas; en lugar de responsabilidad, discursos. Esto es lo que provoca países atrapados en crisis permanentes, fuga de talento y pueblos que viven entre la incertidumbre y la desesperanza.

El problema se agrava cuando el ciudadano, fatigado o resignado, deja de exigir explicaciones, normaliza el absurdo y acepta la miseria como si fuera parte del paisaje, cuando son la indignación y la protesta las que debieran decir presente.

Cada época tiene su locura, pero pocas tan persistentes y nocivas como la que padece el mundo de hoy.

Las naciones pueden perdonar el error, pero no la mentira constante. Pueden resistir la pobreza, pero no el desprecio. Pueden enfrentar la adversidad, pero no la traición de quienes juraron defenderlas.

Detrás de cada número en la economía está la vida de millones. Por eso, hoy es urgente restablecer la sensatez y hacer que la política y la economía recuperen el valor y la razón. Es urgente exigir a los políticos que gobiernen con inteligencia, honor y honradez para restituir la moral pública y el compromiso con el bien común.

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