214. Dionisio Gutiérrez: Mentiras, populismo y represión: las armas del poder

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213. Dionisio Gutiérrez: Columpios, políticos y la primaria

Editorial del programa Razón de Estado número 214


 

 

La libertad, don Quijote le dijo a Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que nos puede venir.

Desde los orígenes de la especie humana, ha sido la libertad el factor que determina el éxito o el fracaso, el bienestar o la esclavitud del ser humano.

La experiencia nos enseña que solo quienes han perdido su libertad descubren que llega a ser incluso más importante que la vida. 

Por eso cabe preguntar, por qué, a través de la historia, como sucede en demasiados países del mundo, la libertad se perdió o la estamos entregando rápido y fácil. Cabe preguntar, por qué, quienes la perdieron, y quienes la están perdiendo, no hacen lo que haga falta para rescatarla.

La respuesta es fácil. Lo difícil es hacerla realidad. Las tiranías, la opresión del poder, su corrupción, su abuso, su violencia, su infamia, generan miedo y cobardía.

En un presente en el que la política se hizo una profesión sucia, disfuncional y desprestigiada; en un mundo donde la mentira, el populismo y la represión son las armas del poder, es difícil para el ciudadano plantar cara al poder.      

En estos días, se define el futuro próximo de Brasil. Están mal, pero podrían estar peor.

De la Casa de Nariño en Colombia salió en agosto un presidente que fue una excepción por ser hombre correcto y decente. El problema es que la tierra de García Márquez fue un objetivo para el antidemocrático Foro de Sao Paulo. Con la ayuda de China y Rusia, desde Caracas y La Habana, sabotearon el país, sacaron a Duque y tomaron con Petro el poder en Bogotá. Les faltaba la geografía más estratégica del Continente. Ya la tienen. Veremos a dónde llevan Colombia esos piratas charlatanes.   

El mismo caso se dio con Macri en Argentina y con Piñera en Chile. Macri tuvo 4 años para limpiar, cocer y remendar la hecatombe causada por el peronismo en la tierra de Borges, Gardel y Cortázar, pero, con todo en contra, fue imposible, y el pueblo argentino decidió suicidarse por enésima vez. Chile cayó también con los cantos de sirena del populismo. Ya verán las consecuencias. Tenían problemas, pero, lo que viene es mucho peor.

En Ecuador, rodeado de enemigos y con el sabotaje permanente del Foro de Sao Paulo, Guillermo Lasso da una batalla admirable.     

Lo que sucede en México, aunque da pena, se entiende mejor. Después de un gobierno como el de Peña Nieto, fue inevitable la llegada del tercermundista mesías tropical. Esperemos que, si en el 24 hay elecciones libres en la tierra de Vicente Fernández, el pueblo mejicano rescate el rumbo y elija de una vez por todas un presidente que esté a la altura de las oportunidades de ese gran país.

Y así, los pronósticos recientes se hicieron realidad. En más de media docena de países del continente, llegaron al poder grupos populistas de izquierda radical, igual de incapaces y corruptos que sus antecesores de supuesta derecha, con el agravante de que no tienen idea de la complejidad del proceso económico y van con la intención de perpetuarse en el poder.   

La debacle que avanza en la mayor parte de América Latina se debe a la complicidad de unos y otros. El problema es sistémico y las reparaciones no vendrán fácil. La solución pasa por el ciudadano, por revalidar la política, por hacer valer el derecho natural. La solución está en devolver a la libertad la prioridad máxima que tiene, porque sin libertad integral, el ser humano pierde su calidad de ser humano.   

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