Editorial del programa Razón de Estado número 313.

En el maravilloso Viejo Continente, como le dicen a Europa, se respira incertidumbre. Ese lugar al que llaman cuna de civilizaciones, forjador de historia y a donde la mitad del planeta quisiera emigrar, enfrenta hoy una encrucijada de tribulaciones que pondrán a prueba, una vez más, su temple y resistencia.

La Unión Europea está afectada y amenazada por la cobarde y criminal invasión rusa a Ucrania. Está pasando por un complejo ciclo económico. Tiene dificultades para gestionar el fenómeno migratorio. Y la inestabilidad crece debido a la división política imperante y por el desencanto ciudadano provocado por algunos de sus gobernantes mediocres, populistas y autoritarios.  

Las acciones criminales de Putin han tenido profundas implicaciones no solo en Ucrania, sino para toda Europa. Este conflicto ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial y ha desestabilizado la región debido a que se han agravado las crisis de seguridad, energética y económica.

Es vital que la Unión Europea siga unida con las sanciones a Putin y el apoyo a Ucrania.​ Este debe ser un momento de firmeza en la defensa de los valores de la democracia, la justicia y la libertad. Para Europa, la victoria de Ucrania es determinante para su futuro. 

En el campo de la seguridad, Europa ha visto un incremento en actos de violencia y terrorismo en los últimos años. Varias ciudades importantes se están enfrentando al crimen organizado y a la agresividad de grupos con agendas radicales.

Las tensiones geopolíticas y la dependencia de recursos externos tienen a Europa en una posición económica vulnerable. El aumento al costo de energía y la inflación están golpeando con fuerza la economía familiar y las industrias. Encima de que a los europeos les ha afectado la depreciación de sus salarios, sienten incertidumbre por sus empleos. 

En este escenario de sombras, el mundo necesita que el gran Viejo Continente demuestre una vez más su capacidad de resurgir y encontrar luz en momentos de oscuridad.

En el resto del mundo Occidental confiamos en que Europa supere pronto estos tiempos adversos y vuelva a ser el faro de civilización y progreso que ha sido a lo largo de los siglos.

El Nuevo Mundo necesita que la Unión Europea se ponga al frente en la defensa de los valores de Occidente y vuelva a ser esa gran casa que ofrece sentido de comunidad, confianza y libertad.