146. Un cocinero, 18 meses y la cuarta ola

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146. Un cocinero, 18 meses y la cuarta ola

Editorial del programa Razón de Estado número 146


Hace más de un año y semanas antes de que el Covid-19 se convirtiera en pandemia, algunos expertos en temas de seguridad y especialistas en asuntos biológicos en varias de las naciones desarrolladas de occidente se preguntaron si aquel virus fue un accidente de la ciencia, un arma química o la travesura de un cocinero que usó la receta equivocada.    

Los profesionales que cuestionaron un origen natural del virus fueron señalados y ridiculizados, pero insistieron en que hacían aquellas preguntas, no por hacer el juego a alguna teoría conspirativa, sino porque lo consideraban su obligación y porque percibían contradicciones en la anatomía del virus y en el manejo de la crisis por parte del gobierno chino.  

Hasta hace algunas semanas, y después de nueva evidencia, gobiernos y científicos que, al principio negaron que el virus que puso de cabeza al mundo haya salido de un laboratorio, están exigiendo ahora, algunas respuestas y pidiendo una explicación a la evidencia encontrada.   

Al menos, ya se acepta como una posibilidad que el virus pudo ser consecuencia de malos manejos en un Instituto de Virología, y que por eso, hubo un accidente, que de alguna manera infectó el paciente cero. Y el resto de la historia la hemos vivido todos.

Uno de los obstáculos que evitó que en los primeros meses de la pandemia se llegara a conclusiones serias sobre el origen del virus es que se politizó la discusión y datos serios que apuntaban a evidencia terminaron en el saco de las teorías conspirativas.

A principios de este año se trajo de nuevo el tema del origen del virus a las mesas científicas y a las mesas del debate público. Y se espera que pronto se llegue a alguna conclusión.

Para países como los nuestros, desde el Río Grande, en el norte de México, hasta la Tierra del Fuego en el sur de Argentina, el dilema sobre el origen del virus es el menor de nuestros problemas. Los efectos de la pandemia, las cepas, las vacunas, recuperar los ingresos, la inflación y lo que está sucediendo con nuestras incipientes democracias sí son graves amenazas que debemos enfrentar y desafíos que debemos resolver.

La mayoría de los países subdesarrollados está teniendo una vacunación lenta, insuficiente y dispareja. Los científicos afirman que lo ideal es tener vacunada a toda la población en un período de 6 meses. Esto controla el contagio, limita la aparición de nuevas cepas, pues el virus no tiene canchas de juego donde hacer de las suyas, y devuelve sentido de seguridad a la gente para que se anime a regresar a la normalidad. También afirman los científicos que, el peor escenario de todos es no vacunarse.

Dicho esto, y hoy por hoy, seguimos en pandemia, y debemos cuidarnos. Debemos seguir aprendiendo sobre el virus y esperando que las vacunas sean lo que dicen que son. Y en simultáneo, con distancia, mascarilla y en libertad, sigamos luchando para salir adelante y para dejar con buen nombre a las generaciones que nos tocó vivir la pandemia del Siglo.   

 

 

 

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