234. Los secretos de los días y las noches

FacebookMessengerWhatsappTwitterShare
234. Los secretos de los días y las noches

Editorial del programa 234 de Razón de Estado


Hace unos meses, en el viejo continente, me encontré a un amigo de la infancia que pasa hoy los 70 años. Sigue siendo una de las personas más cultas, sencillas, capaces y generosas que conozco. Pudo ser un hombre de empresa exitoso, un gran académico y hasta músico, pues toca la guitarra como los grandes; pero, desde joven decidió estudiar Historia. Sí, la ciencia que estudia el pasado de la humanidad.

Me dijo, pude haber hecho mucho dinero para hacer algún día lo que me gustaba; pero, decidí tomar un atajo, y empecé a hacer lo que me gusta desde joven, para lo cual, necesito poco.   

Resulta que vive en una pequeña granja en las montañas del norte español, tiene un huerto, unas ovejas, cuatro vacas, algunas gallinas y muchos libros. Llegó hasta el doctorado en historia.  

Sin pretender ser un fanático historicista, reclama que las escuelas enseñen historia como fuente de conocimiento y experiencia pues los humanos estamos cometiendo, una y otra vez, los mismos errores; y afirma que eso de vivir nuestro día a día como si no hubiera habido ayer o no vaya a haber mañana es, además de peligroso, irresponsable.

Las nuevas generaciones deben conocer la historia de las glorias pasadas, los fracasos, las tragedias, las guerras, los descubrimientos, los éxitos, la evolución. No todo empieza el día que nacemos ni termina el día que morimos. Hay que liberar, decía, todo lo que en el camino han ido amontonando el tiempo y los acontecimientos hasta que tomemos consciencia de la historia vivida y de las lecciones que nos puede enseñar.       

En lo que lleva de vida la especie humana, la historia ha registrado que el mundo es un tapiz de miserias, conflictos, hambre y dictaduras, y también de alegrías, paz, bienestar y progreso. Esto ha sucedido a través del tiempo, los siglos y las generaciones de familias que hemos habitado nuestro planeta. La cuestión es qué ciclo, qué capítulo de la historia tocó o tocará vivir a cada uno.

La verdadera materia del tiempo son los seres humanos. Somos el fundamento, la gota de agua que es lágrima, sangre y también sudor, coraje, satisfacción, larga espera, sacrificio, victoria.

De la cuna a la tumba pasamos de la juventud idealista y confiada a la supuesta sensatez del adulto para llegar al escepticismo y al optimismo inteligente de la vejez. Así se escribe la historia.     

En su granja, donde descubrió los secretos de los días y las noches, el amigo historiador, al lado de sus gallinas, sus vacas y sus libros, me dijo que hoy, más que nunca, se debe jugar menos con algo tan serio como la historia.

 

 

FacebookMessengerWhatsappTwitterShare