Editorial del programa Razón de Estado número 307.
El optimismo alegre es bueno para la salud, pero el optimismo inteligente es conveniente para la vida. Este segundo optimismo es el que evita que venga un listo y nos vea cara de tontos. Pues con optimismo inteligente, y para corregir lo que está mal en estos tiempos, debemos entender que vivimos en un mundo sobre informado, disperso y desconfiado en el que se ha hecho difícil lograr acuerdos para avanzar.
Debemos reconocer que en nuestras sociedades y comunidades cada vez somos más los que creemos en menos porque las oportunidades, las soluciones y la verdad escasean. Y sepamos que además de estar en riesgo de ser generaciones testigo, víctimas y causantes de décadas perdidas, también nos asecha un pequeño grupo de sociópatas criminales con poder en las irredentas dictaduras que amenazan la sobrevivencia misma de nuestra especie.
Como ven, identificado el problema. Ahora, a buscar la solución. Esto es optimismo inteligente. Podemos empezar, donde todavía se puede, dejando de votar por idiotas que, si no son políticos mentirosos y oportunistas, son matones y rateros de alto vuelo.
Y hablando de elecciones, hay momentos en la vida de las naciones que pueden determinar el destino de un continente. Pues el 28 de julio, un pueblo de nuestra América Latina, lastimado y adolorido, pero valiente y decidido, librará lo que podría ser su batalla decisiva en elecciones generales. Aquella será la batalla de un pueblo liderado por una mujer ejemplar que ya pasó a la historia como una de las grandes, con todos los honores y con todas las medallas. Se trata de María Corina Machado y del pueblo venezolano. Lo que suceda en Venezuela el 28 de julio marcará la salud de la democracia y la fuerza de la libertad en América Latina por muchos años.
Desde 1960, el comunismo cubano ha exportado subdesarrollo, pobreza y pérdida de libertades. Hoy, sus puñeteros capitostes, Maduro, Ortega, Lula, Evo, Correa, Zapatero, AMLO, Petro y otros, que son el veneno populista y autoritario que castiga nuestra región, están apostando por la permanencia de la narco-dictadura en Caracas.
Este 28 de julio, con el voto libre y democrático, serán la democracia y la libertad las que desalojen a la dictadura de Venezuela. Si no se quieren ir, los tiranos sentirán la fuerza de un pueblo que quiere libertad y que está dispuesto a luchar hasta el final.