Editorial del programa Razón de Estado número 164
Carlos Gardel y sus Tangos son de la tierra que de 1880 a 1929 fue el granero que alimentó al mundo. A finales del Siglo XIX, llegó a ser, con todas las letras, la nación más rica del planeta. Es 5 veces el tamaño de Centroamérica. Tiene 45 millones de habitantes, un fútbol extraordinario y uno de los mejores asados que te puedes comer… No llores por mi Argentina.
Durante 70 años, hasta los políticos que la gobiernan hoy, practicaron el destructivo populismo de izquierda, clientelismo y corrupción. Malgastaron sus recursos y destruyeron una de las economías más potentes del globo. Destruyeron las instituciones de su democracia, prostituyeron la justicia, persiguieron opositores, y hoy, la Argentina de Borges, Sabato y Cortázar tiene más de 40% de pobres; tiene una de las inflaciones más altas del mundo, escasa inversión y menos oportunidades. Su gente busca emigrar y el sistema político está secuestrado por quienes hacen llorar a Argentina.
El peronismo y el kirshnerismo, al que hoy dan continuidad dos políticos mediocres y oportunistas de apellido Fernández, convirtieron a la Argentina en una novela de terror.
En un momento de lucidez, en 2015, y después de la vorágine populista y su infinita corrupción, los ciudadanos argentinos decidieron darle un respiro a su nación y eligieron por 4 años a Mauricio Macri como su presidente, para que, por obra y arte de magia, corrigiera y arreglara en 4 años lo que la locura populista destrozó en 70.
Por supuesto, en la política y en cuestiones de Estado, los milagros no existen. El Presidente Macri hizo lo que pudo, tuvo logros importantes en temas fiscales y políticas públicas. Formó un equipo de profesionales y tecnócratas como Argentina no había visto en décadas. Fueron cuatro años, de 7 días a la semana, en los que sudaron la camiseta y dejaron el alma. Al final de su gobierno, pocos lo reconocieron y menos lo agradecieron; pero Macri salió de la Casa Rosada limpio y con la frente en alto.
Hoy, después de dos años con los Fernández populistas en el poder, otra vez, Argentina quiere dejar de llorar. Argentina quiere aprender, de una vez por todas, las dolorosas lecciones que dejan el populismo, la incompetencia y la corrupción. Argentina quiere aprender a votar mejor para rescatar su presente y salvar su futuro.
En noviembre de este año y en octubre de 2023, los argentinos regresan a las urnas de su historia. El lugar donde pueden ejercer un voto que inicie, de una vez por todas, la construcción del futuro que merece Argentina.
La pandemia, la corrupción de la derecha y el populismo de izquierda hicieron evidente y sacaron a flor de piel los rezagos, la decadencia y las deudas que la política y las élites tienen con América Latina.
Para pintar el futuro de esperanza y optimismo harán falta liderazgo, valores liberales y sacrificios extraordinarios. Hará falta que América Latina, y en especial el gran referente que es la Argentina, destierren a los políticos deshonestos que dicen que sus lujos son solamente un disfraz. Un juego burgués nada más. Las reglas del ceremonial. No llores por mi Argentina, mi alma está contigo.