305. Dionisio Gutiérrez: ¿Revoluciones por hacer y sueños por realizar?

Julio 01, 2024
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305. Dionisio Gutiérrez: ¿Revoluciones por hacer y sueños por realizar?

Editorial del programa Razón de Estado número 305.

Hace casi un siglo, don José Ortega y Gasset nos alertó de que el hombre vulgar había resuelto gobernar el mundo, en medio de una época en la que sobresalía la aristocracia hereditaria; ese grupete de gente que vivía muy bien, pero que no tenía que ver nada con su bienestar. Lo heredaron, se lo creyeron y se extraviaron.  

No sé si esto nos debe aliviar o preocupar más, pues, por un lado, parece que las cosas no han cambiado mucho y, por otro, estos datos nos dicen que la evolución del hombre va bastante más lenta de lo que pensamos.

Vivimos en un mundo en el que la política, la economía y las relaciones se han deteriorado de tal manera que amenazan la sobrevivencia misma de la especie humana.

Vivimos un tiempo en el que no estamos siendo capaces de digerir algunas de las consecuencias de la postmodernidad, que no es lo mismo que el desarrollo; consecuencias como la inteligencia artificial, la desinformación y la capacidad de mentir del poder, entre otras. Nuestro pensamiento crítico sigue en pleno subdesarrollo. 

Vivimos en un mundo en el que cuesta cada día más creer en finales felices o en varitas mágicas, de esas que solo se ven en las películas de fantasía. Pero este es el mundo y el tiempo que nos han tocado.

Las nuevas generaciones están atravesando un laberinto minado de inútiles, oportunistas y fascistas, por lo general corruptos, que se movilizan contra sus libertades civiles, en sociedades habitadas por ciudadanos desinformados, confundidos y manipulables que no se animan a buscar la verdad ni a defender sus derechos; porque, entre otras cosas, y además del miedo, poco tiempo les queda para resolver sus problemas del diario vivir.

Sería una maravilla que hubiera revoluciones por hacer y sueños por realizar, pero la historia nos enseña sobre las revoluciones que siempre se apropiaron de ellas los oportunistas que nada arriesgaron; y sobre los sueños que, para alcanzarlos, debes salir a buscarlos pues no llegarán a la puerta de tu casa.

Por eso importa comprender que nacemos, vivimos y morimos en un mundo absurdo y que lo más que podemos aspirar es asumirlo, mirándolo de frente para poder escoger cómo vivir y cómo morir.

Si la leyenda se encargó de matar a los dioses y a los héroes con mayúscula es para que aprendamos que la salvación está en el heroísmo con minúscula, en el tablero de la vida, donde debemos encontrar las razones para luchar con valentía, con convicción, hasta el final.

 

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