294. Dionisio Gutiérrez: ¿Es solo un ciclo o estamos en cuidados intensivos?

Abril 15, 2024
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294. Dionisio Gutiérrez: ¿Es solo un ciclo o estamos en cuidados intensivos?

Editorial del programa Razón de Estado número 294


 

Más allá de optimismos o pesimismos, me parece que podemos afirmar que la gravedad del momento que vive el mundo también afecta al Occidente desarrollado. En la política están aumentando los liderazgos notablemente decadentes. La economía global se hizo insuficiente y las deudas públicas son cada segundo más ingobernables. Los desvíos sociales extremos aumentan de la mano de la conflictividad social. Los sistemas de educación perdieron el horizonte al mismo tiempo en que la era exponencial en la tecnología nos tiene aturdidos, anestesiados y sin motivación para desarrollar un pensamiento crítico. Y estamos inmersos, como a principios del Siglo XX, en una carrera, para aumentar el aparato militar, que antes de empezar ya tenía capacidad para destruir varias veces el planeta.

A esta tenebrosa ecuación en la que sobresale nuestra creciente incapacidad para gobernarnos, se suma un elemento del que se habla poco en las mesas del debate público; y es que el comercio mundial lleva 14 años reduciéndose respecto al producto bruto mundial. La última vez que sucedió esto fue antes de la Primera Guerra Mundial. Parece ser que cuando la economía no alcanza nos tornamos más violentos.

¿Explica esto la criminal invasión rusa a Ucrania, las intenciones chinas en Taiwán, los ataques terroristas a Israel, la creciente y explosiva tensión entre Estados Unidos e Irán o el aumento generalizado de agresividad en una extensa variedad de relaciones?

¿Explica esto los millones de migrantes que abandonan la tierra que los vio nacer porque perdieron la fe y la esperanza en su país?      

Esta compleja y peligrosa geopolítica global, en medio de un ciclo económico deficiente, con liderazgos que no están a la altura de los tiempos y los pueblos cada día más distantes e incluso sumisos y resignados a una realidad que no pueden o no se atreven a cambiar, hace muy difícil que, a corto plazo, una región como América Latina pueda superar sus conflictos, y diseñar y ejecutar un modelo de desarrollo que la devuelva al futuro.  

Esto no es cuestión de optimismo o pesimismo. Es cuestión de ciclos, datos y proyecciones. Aun así, nuestro compromiso debe ser que América Latina haga el milagro que el Occidente desarrollado realizó en la segunda mitad del Siglo XX; pero, habrá que trabajar, y mucho.

Vendrá un nuevo ciclo de cordura, evolución y esperanza; y estaremos preparados, porque habremos aprendido que el desarrollo, la prosperidad y el bienestar solo llegan cuando están acompañados de democracia y libertad.      

 

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