Editorial del programa Razón de Estado número 180
En los primeros días de 1854, hace 169 años, John Stuart Mill escribió en su diario que la inferioridad del presente – en aquellos días – era consecuencia de su superioridad respecto al pasado – más temprano en el Siglo XIX.
Mill decía que, cada día, se necesitaba un intelecto mayor que el de ayer para dirigir y organizar; y por eso, se producía una sensación de inferioridad respecto a los retos que el futuro iba presentando.
La historia de la especie humana nos cuenta que, casi sin excepción, cualquier momento presente ha sido superior respecto a cualquier período anterior. Aunque a veces no se sienta ni parezca, eso es lo que dicen los números y la estadística. Veremos cómo salimos del capítulo que hoy estamos escribiendo.
El problema, o, mejor dicho, el desafío de nuestro tiempo es entender y gestionar este presente que nos toca vivir. Si duda y por la evidencia, cada día es más complejo.
Hoy tenemos tanta información disponible que, más que claridad, genera dudas e inseguridad. Hoy recibimos demasiadas versiones de la misma noticia, lo cual hace más difícil encontrar la verdad.
Y no hablemos de las opiniones, pues hoy, con el acceso a tantas plataformas, una persona – no digamos todas – puede dar una opinión distinta sobre el mismo tema en cada una de las marcas desde donde lo hace. En otro tiempo, a esto le llamaríamos inconsistencia. Hoy, es la realidad. Y cuando multiplicamos el número de opiniones distintas y muchas veces contrarias, por el número de canales de salida, más que enterados, terminamos confundidos y agobiados.
La complejidad de nuestro tiempo, más que un problema, se debe ver como oportunidad. En gran medida, y a pesar de las amenazas, hoy somos sociedades más libres, con más acceso a las ideas, a la información y al debate. Claro, también hay más desorden y menos posibilidades de alcanzar acuerdos. Como digo, el desafío de nuestro presente está en aprender a dirigir, organizar y conciliar.
Las naciones son inventos que se deben renovar según los tiempos que les toca vivir. Hoy, la salud, la economía, la política son temas que nos ocupan; y en muchos casos nos preocupan. Lo importante es no perder de vista lo importante: nuestras libertades, el respeto a la ley, ser parte y participar de un sistema político que tenga sentido, valores y objetivos; y que, con nuestro trabajo y sacrificio nos ofrezca un presente en el que se puede vivir en libertad, con oportunidades, seguridad y bienestar.
Si la historia y la estadística nos dicen que, comparado con el presente, el pasado nunca fue de rosas ni claveles; este Siglo que lleva a penas dos décadas, ya nos dio buenos sustos y emociones. Este Siglo es como es; no como quisiéramos que fuera. Pero esto es lo que nos toca vivir, y habrá que hacerlo con valor, energía y optimismo.
Como sugería John Stuart Mill hace 169 años, hoy, en pleno 2022, nos toca a nosotros enfrentar nuestra realidad. El futuro puede esperar. Lo importante es gestionar el presente, pues éste, no se puede posponer.