Editorial del programa Razón de Estado número 110
Razón de Estado dedica este programa a las Cortes de Justicia; o, mejor dicho, a la ausencia de Cortes de Justicia; y queremos dirigir un mensaje al grupo de diputados que tienen secuestrada nuestra Democracia Republicana; esa democracia que todavía no somos, la misma a la que aspira ser Guatemala.
Las Cortes de Justicia son el corazón y el alma del Estado de Derecho; son su razón de ser, su condición, su equilibrio. Las Cortes de Justicia son el fundamento de una sociedad libre.
Hace un año, esos diputados que dominan el Congreso debieron elegir magistrados para las Cortes de Justicia, pero traicionaron, una vez más, su juramento a la nación. Usan palabras bonitas y excusas, pero mienten y engañan con fines espurios. Lo que buscan es controlar la justicia para proteger su reino de corrupción e impunidad.
El daño profundo y de graves consecuencias que provocan ustedes, señores diputados, a la democracia, a la separación de poderes y a la Justicia, solo es comparable a la devastación causada por las dictaduras criminales de los últimos 100 años en América Latina.
Ustedes, diputados, no son demócratas ni merecen representar al pueblo en uno de los poderes del Estado. Son una especie de tiranos disfrazados que cada día nos imponen una dictadura; la dictadura de la corrupción.
Su forma de actuar es manifiestamente ilegal, prostituyen la democracia, se niegan a discutir las reformas que el Estado necesita, ofenden la inteligencia y la dignidad del ciudadano.
Ustedes, diputados, son una fuerza de ocupación criminal… en la política, en la democracia. Usan el Congreso de la República como instrumento para ejecutar operaciones de blanqueo a sus delitos.
Ustedes son la causa de la deriva institucional; son instrumentos vulgares en el secuestro del Estado. Su única relevancia es que representan una grave amenaza para la República.
Ustedes son y promueven el tribalismo, la incompetencia, el populismo, la ambición primitiva y egoísta. Por eso han perdido el respeto y la confianza de sus electores.
Un año de retraso en la elección de Cortes de Justicia, después de los escándalos y las mentiras, después de una orden del máximo tribunal constitucional incumplida, encima de la crisis económica y social que sufre nuestro país, solo confirma el insulto y la vergüenza que son ustedes, diputados, para la democracia y para el pueblo.
Sin el marco que definen la Justicia y el Estado de Derecho, aparecen el conflicto, el abuso, la corrupción. Regresamos a la tribu, el único lugar donde ustedes saben operar.
Guatemala necesita cortes independientes, respetables y respetadas. Guatemala necesita un gobierno de leyes que devuelva a los ciudadanos la confianza en la justicia.
Vivimos tiempos en los que, a los ciudadanos, se nos exige un esfuerzo suficiente, el sacrifico necesario para rescatar nuestra democracia republicana y devolverla a ese gobierno de las leyes; que no es lo mismo que un gobierno de los jueces que puede hacer tanto daño como el que, ustedes, diputados, nos quieren imponer: un gobierno de ineptos, tiranos y corruptos.
Llegará el momento en que la sociedad, los ciudadanos, iniciemos una cruzada cívica y cultural que devuelva a la política los valores que ustedes le robaron y a la democracia los principios que le niegan.
No sigan con esa actitud delincuencial que tanto daño hace a la nación… y a ustedes mismos. Por el momento, el basurero de la historia ya tiene un espacio reservado para ustedes.
En defensa de la Constitución y de la democracia, el Congreso debe elegir las Cortes de Justicia para restituir la dignidad a las instituciones.