Dionisio Gutiérrez habla de un panorama económico con los grandes retos del país para el año 2012.
Este año la economía del mundo estará luchando por encontrar rumbo y estabilidad para crecer y respirar.
El control de las deudas, la cordura fiscal y las medidas para reactivar las economías serán los grandes temas del 2012. Y la creación de empleo para aliviar la angustia de millones de seres humanos en paro debe ser un objetivo primordial.
Peor que las guerras, la crisis de los últimos años destruyó bienestar, capital y esperanzas. Las clases medias del mundo se vieron seriamente afectadas, la pobreza creció en muchos países y la desigualdad entre ricos y pobres aumentó. La conflictividad política subió, provocando, en algunas naciones, altos grados de inestabilidad y desacuerdo.
Los pobres son más pobres, los que ya tenían algo, sienten que lo están perdiendo; quienes tienen, no quieren más sino mejor, y así, las sociedades del mundo protestan, en silencio o en la calle, y sus líderes demuestran una débil capacidad para inspirar, dirigir o alcanzar consensos mínimos para resolver y avanzar.
Estas circunstancias exigen más responsabilidad, compromiso y capacidad por parte de políticos y di- rigentes, quienes, por sobre todo, deben preocupar- se más por el bienestar de sus pueblos que de ganar elecciones; deben articular con más efectividad pro- gramas de apoyo para los más necesitados y crear las condiciones para reactivar sus economías.
La inestabilidad en Oriente Próximo, las amenazas nucleares de Irán, las correcciones económicas que vienen en los países emergentes, empezando por China, el frágil acuerdo fiscal europeo y el impredecible grado de conflictividad social en cada región, marcarán la forma y la velocidad en que la economía del mundo se recuperará y el nivel de estabilidad política con que enfrentará los próximos tiempos. Y esto sin contar los fenómenos naturales que el nuevo año nos traerá.
Las amenazas son grandes pero también lo son las oportunidades. Y estas, como siempre, se aprovecharán si, y solo si, las elites de las sociedades y sus dirigentes dan un paso afirmativo, decidido y comprometido para sacar al mundo del impasse en que está.
Para Centroamérica y el Caribe, los retos principales serán luchar por mejorar la seguridad ciudadana, aliviar la catástrofe humana que es la pobreza extrema, acelerar el crecimiento económico, fortalecer sus instituciones democráticas y detener el avance del narcotráfico.
Algunas lecciones se han aprendido de la crisis. Entre ellas están la certeza de que a los políticos no se les debe dejar solos para la toma de las grandes decisiones y que los ciudadanos deben participar, proponer y exigir mucho más para evitar que gobernantes y sectores poderosos les hundan en abismos de los que toma años salir.
La transparencia es una de las misiones que debe ocupar un espacio principal en nuestras vidas. Amé- rica Latina no puede y no debe seguir con los niveles de corrupción y cinismo con que vive.
El abuso y manipulación de los procesos electorales deben ser rechazados y condenados por todos. En especial por las entidades de las letras mayúsculas. Los pactos fiscales, modernos y competitivos, don- de se minimiza la informalidad, se mejora la recaudación, y se exige y vigila que el gasto y la inversión pública se hagan con honradez y eficiencia, deben ser una tarea impostergable.
Y los sistemas de justicia deben ser garantes respetables y respetados de las Constituciones de sus países para rescatar la seguridad jurídica y el estado de derecho, tan seriamente lastimados en demasiados países de nuestro continente.
Estas son algunas de las tareas pendientes para el 2012. Con todo el ánimo y optimismo, deseo que tengamos la ilusión y el compromiso de seguir construyendo el futuro a través de este intenso presente que, al final de cuentas, es todo con lo que contamos. Aprovechémoslo. ///