Editorial del programa Razón de Estado número 323.
Hace tres meses, ante la mirada indiferente del mundo, las tímidas expresiones de la comunidad internacional y la pasividad del Occidente libre desarrollado, se ejecutó, una vez más, el secuestro de la nación venezolana, a pesar de la amenaza que representa para la democracia en nuestro hemisferio.
Después de años de represión, violencia y pobreza inducida y provocada, el 28 de julio pasado fue un día de gloria para los venezolanos. Habían llegado al final de una campaña cívica y política histórica, liderada de forma valiente y ejemplar por María Corina Machado. Pero aquel día de elecciones, a pesar de que sorprendió a la dictadura hundida en su arrogancia, a los criminales que la encabezan no les importó dar un golpe de Estado a la soberanía del pueblo venezolano y fabricar un fraude electoral evidente, grotesco y descarado.
Es decepcionante, vergonzoso y peligroso el hecho de que al mundo libre le importe poco que Venezuela se consolide como una base de drogas, violencia, corrupción y terrorismo, apadrinada y protegida por el eje del mal que forman China, Rusia e Irán.
Es una amenaza para las débiles democracias de América Latina que, desde Caracas, con el apoyo de Petro y Morena, se siga exportando a la región ese modelo populista y autoritario que solo produce exilio y separación, pobreza y subdesarrollo, muerte y desolación.
El exilio forzado, el abandono de tu tierra, la separación de la familia, la pobreza ―el salto al vacío― son lo más parecido a los jinetes del apocalipsis o el caballo de Troya que un ser humano puede sufrir.
Este es el drama que vive el pueblo venezolano. Su casa, su futuro, su destino, su país, su democracia, su libertad, su vida han sido violentadas.
Ahora bien, mientras hay vida, se puede y se debe luchar por la libertad. Y eso está haciendo el pueblo venezolano. Si las cobardes y traidoras fuerzas armadas de su país escogen seguir de cómplices de una narcotiranía, es al mundo libre al que le corresponde dar un paso al frente y decir presente.
Por eso, cuando le pregunten si sabía usted que hace tres meses una banda de criminales se robó un país entero, diga que sí, y que, como ciudadano que todavía goza de la libertad, hará todo lo que pueda para luchar por la libertad de Venezuela.