300. Dionisio Gutiérrez: La estupidez humana

Mayo 27, 2024
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300. Dionisio Gutiérrez: La estupidez humana

Editorial del programa Razón de Estado número 300


La violencia y las guerras son marcas dolorosas que han acompañado a la especie humana a través de la historia. 

Los horrores del Siglo XX iniciaron en 1914 con el magnicidio del Archiduque Francisco Fernando en Sarajevo. Este fue el detonante de la Primera Guerra Mundial.   

Hoy vivimos tiempos, otra vez, en los que se pretende cambiar la situación política de naciones y regiones del mundo por medio de la violencia. La amenaza de invasión o la invasión criminal a naciones democráticas y soberanas en Asia y Europa, un ataque terrorista en Medio Oriente y la carrera armamentista en que están 3 continentes imponen un marco geopolítico global que amenaza la sobrevivencia misma de los habitantes del planeta.  

En Europa Central, región con historia densa de sangre y violencia, estamos viendo otra vez amenazas y atentados contra presidentes y primeros ministros.

El terrorismo es una estrategia militar que busca cambiar estructuras políticas usando el miedo como argumento principal. Así es, el miedo que provoca el terrorismo impacta mucho más la vida y la sicología de las sociedades que los daños que causa.

En el mundo mueren 12 millones de personas al año por contaminación, diabetes y accidentes en carro. Por ataques terroristas mueren 25,000, pero le tenemos más miedo a los terroristas que a la azúcar, a conducir borrachos o a respirar gases y tomar agua contaminada.  

En esta era de confusión y alta tecnología, el terrorismo, las dictaduras, la corrupción y el narcotráfico buscan manipular la opinión pública y cambiar el equilibrio del poder para lograr sus objetivos: botín e impunidad. Desinforman, intimidan, reprimen. Y si hace falta, asesinan.      

Las tensiones entre las potencias y los problemas económicos, sociales y ambientales que no somos capaces de resolver o al menos aliviar indican que el mundo se puede complicar mucho más de lo que ya está.

En América Latina, además, vivimos tiempos de populismo, subdesarrollo político, el peor de todos los subdesarrollos, y un número creciente de Estados criminales con autócratas, sociópatas y bandidos al mando.  

En las guerras todos pierden, pero no se puede subestimar la estupidez humana. Siempre hay locos con instintos autodestructivos.

Hay espacio para el optimismo, pero debemos hacer las tareas. Las primeras, silenciar el ruido de sables y tambores de guerra, acabar con las atrocidades del castrismo, el putinismo y cuanto tirano anda suelto por ahí, y aprender, de una vez por todas, que el mundo solo tiene futuro si aprendemos a respetar las leyes y a vivir en democracia con más tolerancia y humildad; siempre en libertad.

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

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