262. Dionisio Gutiérrez: La pareja que nos trae locos

Septiembre 04, 2023
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262. Dionisio Gutiérrez: La pareja que nos trae locos

Editorial del programa Razón de Estado número 261


 

Los dogmas de la revolución francesa, Libertad, Igualdad y Fraternidad, inspiraron constituciones, gobiernos y formas de organizarse que, con el tiempo llegarían a lo que hoy conocemos como “La Democracia”, ese sistema político que sigue intentando ser, sin el éxito que quisiéramos, el medio para alcanzar aquellos ideales de la revolución del Siglo XVIII.

Se interpusieron en medio la política y la naturaleza humana; una pareja que, cuando se esfuerza, hace maravillas, pero, también, cuando se lo propone, tiene enorme capacidad de destrucción.

Por eso de la destrucción, la política se convirtió en una de las profesiones más aborrecidas. El problema es que, guste o no, y para bien o para mal, la política determina el bienestar o la ruina de las naciones.

Los ejemplos abundan. Por eso, conviene ponerle más atención.  

Sobre la naturaleza humana ¿qué les voy a decir yo a ustedes que no sepan?

La democracia, para funcionar de manera óptima, dicen los expertos, tiene que ir más allá de una mera liberación de ciudadanos ineducados e ignorantes. De eso se aprovechan déspotas y delincuentes para llegar al poder, o desde el poder, para manipular y desviar sentido y propósito de garantías, derechos y libertades; sobre todo, la libertad de expresión y la libertad de elegir, fundamentos de eso que llamamos democracia.  

Vivimos tiempos de excepción en un mundo que cambia, evoluciona o involuciona más rápido de lo que los humanos podemos adaptarnos.

Vivimos un ciclo en el que se politiza la justicia y se judicializa la política.

Vivimos una era de Estados incapaces, criminales, autoritarios.

La historia y la estadística confirman que la Libertad y la Igualdad son incompatibles porque El Creador, El Universo, La Naturaleza, o quien quiera usted, nos hizo desiguales, y por eso, en la realización de nuestra libertad volvemos siempre al origen de nuestra desigualdad.

Esto se hace más evidente cuando vemos que el mundo de hoy no está siendo capaz de ofrecer las oportunidades que una especie como la nuestra, con sus diferencias, defectos y virtudes, necesita. Y posiblemente, tampoco nosotros estamos a la altura de las circunstancias en el esfuerzo para el uso de nuestros talentos y libertades.  

La Fraternidad es un sueño hermoso, pero, por el momento, irrealizable a la escala que debiera. Vivimos un tiempo en el que privan la desconfianza, la mentira, la corrupción, la violencia. Nos estamos matando unos a otros.

Esperamos que este tiempo de excepción sea solo un puente de aprendizaje que nos lleve al siguiente Estadio, donde nos reencontremos y nos abracemos como especie, en democracias de instituciones, de leyes y división de poderes, con respeto a la propiedad, al mercado; con respeto al ser humano y a los valores que desarrollan naciones. Con respeto a la libertad, el valor más preciado que a hombres y mujeres dieron los cielos.

 

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