Editorial del programa Razón de Estado número 274
“Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan” dijo Benito Juárez en el Siglo XIX.
Malditos sean los corruptos y los tiranos que destruyen las democracias que costaron sangre y fuego a sus pueblos.
Llevo 44 años de lucha cívica, a título personal, ganando más enemigos que batallas para construir democracia; pero nunca vi el grado de cinismo, descaro e impunidad con los que hoy se quieren borrar 38 años de construcción democrática.
Un gobierno decadente y moribundo, que decidió terminar sus días en un callejón sin salida, intenta alterar el orden constitucional y democrático burlando la voluntad soberana de un pueblo expresada en elecciones libres.
Un gobierno decadente y moribundo intenta cancelar la democracia para premiar delincuentes, vulnerando la Constitución, quebrantando la separación de poderes, denigrando la independencia judicial y violando la igualdad ante la ley.
¿Qué sucedió con aquella Corte Constitucional que corrigió siempre los excesos presidenciales, puso en orden a jueces y diputados deshonestos y enfrentó los abusos de poder, con la constitución, pero también con sentido del honor y la responsabilidad política?
¿En qué democracia que sea digna de serla, sale el pueblo a la calle y su voz es despreciada por el poder cuando exige la renuncia de funcionarios del sistema de justicia que, por sus atropellos y violaciones a la Constitución perdieron toda legitimidad?
¿Qué democracia sobrevive con Cortes huérfanas de referentes morales que secuestran inocentes y les usan como rehenes para infames fines como el chantaje, la intimidación o la venganza?
¿A qué le temen o en qué se benefician esos jueces, fiscales y magistrados que hoy sirven a la causa perdida de este desvío autoritario?
¿Cómo se puede respetar a un gobierno que no se respeta a sí mismo y que pretende devolvernos a la barbarie de la tiranía?
¿Cómo se puede respetar a un gobierno que intenta dinamitar la democracia sin que le importen las consecuencias porque necesita impunidad?
“El poder y la ley no son sinónimos”. La historia nos enseña que los pueblos que decidieron sobrevivir como naciones democráticas arrasaron a los gobiernos que intentaron administrar justicia según el capricho de jueces venales o el poder de políticos corruptos.
¡Ni siervos ni esclavos! Guatemala es una nación de ciudadanos libres e iguales y vamos a defender la democracia y la libertad.