121 y 122. Mensaje navideño 2020

Diciembre 23, 2020
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121 y 122. Mensaje navideño 2020

Editorial del programa Razón de Estado número 121 y 122. Especial Navideño 2020

 

Con el paso de los años, recordaremos 2020 por las lecciones, cicatrices y dolores que dejará. Será un año al que volveremos con nostalgia, tristeza, humildad. Aprendimos de nuestra fragilidad, perdimos seres queridos, se rompieron sueños, naufragaron esfuerzos, empresas e iniciativas que eran fuente de sustento y realización personal.  

Hoy extrañamos tantas cosas que fueron, y que, por el momento, no son más; las reuniones de familia y amigos, la seguridad de un abrazo, le certeza de un beso; vivencias a las que volveremos cuando la Madre Naturaleza así lo disponga.  

2020 dividió nuestras vidas en un antes y un después. Las páginas desgarradas que dejará en nuestra historia solo encontrarán paz y alivio en la mano solidaria que dimos, en las vidas que ayudamos a cuidar, en la gente a la que ayudamos a sobrevivir. 

A la historia de nuestro país, sus luces y sombras, los números que cuentan su pobreza, su atraso; y la política, de la que hoy no vamos a hablar, se suman una pandemia y dos tormentas que dejarán una huella profunda y muchas tareas por hacer.     

Vivimos tiempos en los que la vida dejó de ser rutina y armonía, si alguna vez las tuvo, para convertirse en desafío y peligro, pero también en oportunidades.  

La soledad de una pandemia enseña a vivir con el silencio; y en un mundo que ofrece poco espacio para guardarlo, éste adquiere un repentino protagonismo. El silencio puede ser motivo de homenaje, de reserva, pero también es un espacio para tener una conversación muy seria con nosotros mismos.   

Somos varias las generaciones que estamos viviendo y compartiendo esta época de locura y confusión. Nuestro reto, nuestro compromiso, debe ser construir desde lo semejante y crecer desde lo diferente, demostrar la grandeza del ser humano, los milagros que, cuando quiere, puede realizar, en su vida y en la vida de los demás. 

Demostremos que somos capaces, todavía, de ofrecer, al mismo tiempo, felicidad y agradecimiento, valor y consuelo. 

Desde esta tribuna, amiga y compañera, deseamos que la magia que acompaña a las palabras solidaridad, humildad y generosidad sea capaz de transformar la tristeza en alegría, el odio en tolerancia, la violencia y la barbarie en amor y grandeza. 

Hoy, la palabra gracias adquiere un significado más grande. Hombres y mujeres de varias profesiones, desde la medicina hasta los equipos de rescate, saben que el Universo y el corazón de la nación guardarán para siempre un lugar especial para ellos.   

Hoy más que nunca la elección está clara: Guatemala y su gente alcanzarán la victoria. 

Luchemos juntos para que los dolores y la inconformidad con el presente se conviertan en energía y libertad, en confianza y convicción de que la vida, pese a lo ingrata que puede ser, es también la aventura más maravillosa que nos ha pasado. Qué más da correr el peligro de perder si el premio de arriesgarnos es ganar.  

Demos juntos la respuesta suficiente y necesaria a los desafíos del presente, con el ánimo y la certeza de que, nuestro país, nuestra tierra, nuestra patria, nuestra Guatemala saldrá adelante, más humana, más solidaria, triunfante, victoriosa, para todos. 

Con respeto y agradecimiento, les deseamos una Navidad llena de paz y esperanza; y para 2021 saludamos a Guatemala, la tierra que nos vio nacer, la nación que merece lo mejor de nosotros.        

 

 

 

 

 

 

 

 

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