Editorial del programa Razón de Estado número 144
El sustento diario, la salud, el amor, la libertad… son, creo yo, los 4 valores esenciales para la vida. Los 4 pilares para sobrevivir y para ser razonablemente feliz. Cuando falta uno de los 4, se siente como la mesa sin una pata. Está frágil, cae fácil y se puede romper.
La historia, sociólogos, humanistas, sicólogos, terapistas y psiquiatras no logran explicar con claridad ni dan cuenta sobre el por qué, siendo esos 4 valores tan determinantes para el ser humano, con demasiada frecuencia los descuidamos, los ignoramos, los desprotegemos… los perdemos.
De los 4 valores que dan valor la vida, es la libertad la que, en un momento dado, toda una nación puede perder. Sin libertad no hay democracia, no hay Estado de Derecho. Sin libertad no hay condiciones para que la economía ofrezca solución a los problemas sociales. Sin libertad… no hay libertad.
En América Latina, Cuba, Venezuela y Nicaragua viven sin libertad. Y Perú corre el riesgo de perderla en los próximos días.
La libertad no es un privilegio, es una responsabilidad y una oportunidad. Protegerla y aprovecharla son las acciones que han construido naciones prósperas; y el trabajo duro con disciplina, consistencia y sacrifico son las herramientas que permiten alcanzar desarrollo y bienestar. Quimeras que solo alcanzan las naciones libres.
América Latina, sus frágiles instituciones, sus élites distraídas, una economía global insuficiente, su subdesarrollo político y la pandemia están forjando una peligrosa llave que podría abrir las puertas al populismo autoritario de extrema izquierda como el que sufren Cuba y Venezuela.
Las condiciones están dadas para que los cantamañanas embaucadores de pueblos y ladrones de países ofrezcan todo lo que saben que no cumplirán; las condiciones están dadas para que la gente les crea, los voten… y un pueblo más pierda su libertad.
Esta es la amenaza que enfrenta hoy la mayor parte de América Latina. El Perú en pocas horas. La misma amenaza que llegó a Venezuela en 1999 con Hugo Chávez. Y 22 años después, si el infierno está en la tierra, la Venezuela chavista es una de sus parcelas.
Desde esta tribuna hemos peleado y defendido la causa de la libertad para Venezuela, hemos expuesto y señalado a los cobardes y a los enemigos de la libertad, y hemos rendido honor y homenaje a los héroes que siguen luchando, desde Venezuela por la democracia en Venezuela.
Hace unos días, un querido amigo me recordó la historia de un niño negro, nieto de esclavos, abandonado por su familia y a quien una familia judía de escasos recursos adoptó a principios del Siglo pasado.
Aquel niño trabajó toda su vida ayudando a la familia que le dio la oportunidad de conocer y apreciar la vida y los valores que la hacen vida.
Aquel niño negro, amante de la música, cantó en 1967, por primera vez, “What a wonderful world” Qué maravilloso es el mundo.
A Louis Armstrong, el sustento diario, la salud, el amor y la libertad no le llegaron fácil. Vivió una vida de trabajo y sacrificio; vivió y murió luchando cada segundo de su vida por esos valores que hacen que la vida merezca la pena.
Eso queremos para América Latina. Eso queremos para Venezuela y para los países que viven bajo la opresión y la tiranía.
El mundo y la vida son dos maravillas de la creación; y a través de la historia de la humanidad, los 4 valores, como en la parábola de las monedas o los dones, nos fueron dados para luchar con honradez y dignidad por nuestra felicidad.
Así, el sustento diario como resultado de un trabajo digno; salud y amor, por qué no; y la libertad son los dones que permiten vivir y morir en este mundo, que, puede ser, si queremos, el cielo en la tierra. ¿Y por qué no?