Dionisio Gutiérrez en una entrevista con Prensa Libre sobre su nuevo proyecto televisivo llamado Dimensión, una tribuna de observación sobre la actualidad política y social de Guatemala.Prensa Libre / Diálogo
Por Gerardo Jiménez / Antonio Barrios
Los muebles de sala que durante varios años fueron parte del set del programa televisivo Libre Encuentro, sirvieron de marco para dialogar con el empresario Dionisio Gutiérrez, quien hoy, después de dos años de ausencia de la vida pública, regresa a la pantalla chica con Dimensión, su nueva propuesta.
En esta entrevista, concedida en su antigua residencia, ahora sede de la Fundación Libertad y Desarrollo, habla sobre las perspectivas de la realidad nacional, sus sueños y su protagonismo en la coyuntura política.
¿Por qué Dimensión?
Dimensión nos gustó como nombre porque permite de alguna forma calificar, cuantificar y ver las cosas de forma tridimensional.
Plantea, en especial en el primer programa, una radiografía de cómo está Guatemala, donde llegamos a una conclusión importante: que no tenemos modelo de desarrollo.
Se basa en análisis, reflexiones, propuestas, lejos de la coyuntura. Serán temas con más perspectiva y de propuestas que tienen qué ver con el futuro del país, tomando en cuenta el presente y el pasado.
¿Qué se busca?
Lograr interacción entre nosotros como Fundación Libertad y Desarrollo y la audiencia, sobre todo los jóvenes, que es con quienes queremos comunicarnos.
Lograr más participación de la gente en la vida del país y la búsqueda de soluciones a los problemas.
¿Cuál será el formato del programa?
Se presentará un documental con un análisis de fondo de temas que son parte de nuestra vida, con una o dos entrevistas alrededor del tema. Tendremos cápsulas de información relevante sobre un tema vinculado con el central y segmentos dinámicos que buscan motivar.
Algunos cuestionan que un empresario tenga un programa de televisión ¿Qué piensa de eso?
Las críticas son normales y las respeto. Hacemos lo que creemos que podemos hacer para aportar al país.
¿Evolucionó su forma de pensamiento?
Sí. Uno de los retos del ser humano es evolucionar y así como Libre Encuentro fue de gran aprendizaje, estos dos años han sido iguales. Ha habido un proceso de evolución y espero que mis aportes sean consecuentes con ese proceso.
¿En qué cambió su vida hacer Libre Encuentro?
Cada programa fue una universidad. Hubo momentos en los que llegué a sentir a Guatemala muy adentro de mi. Empieza uno a vivir esos problemas en carne propia y eso hace que uno se apasione o de alguna forma haga las cosas con esa energía que da la pasión, que a veces es buena, pero hay que administrarla.
¿Cuál sería el aporte de Libre Encuentro?
A través de los años mi intención ha sido dar aportes, estar activo en la dinámica nacional de coyuntura, como eran en el pasado.
Ahora, con Dimensión, buscamos hablar de los problemas estructurales del país, hacer propuestas y proyecciones. Qué tenemos que hacer para cambiar el rumbo y a dónde nos pueden llevar los diferentes caminos.
¿Por qué se dejó de emitir Libre Encuentro?
Luego de 20 años y tras pasar momentos difíciles con algunos gobiernos, llega un momento de agotamiento y cansancio, de necesidad de cambio, y creo que Libre Encuentro cumplió su momento y misión y llegó un punto en que la confrontación que ha vivido Guatemala por años fue tan grande que llegué a la conclusión de que debía salir de la coyuntura y buscar nuevas formas de aportar.
Eso, sin olvidar que Guatemala vivía momentos de mucha tensión y especialmente yo. Lo importante es haber aprendido las lecciones que se debían, y volver a empezar.
¿Hay frustraciones?
Los que tratamos de comunicar y de alguna forma liderar esfuerzos y proponer ideas nos encontramos con que pueda haber incomprensión, peor lo importante es entender que esta dinámica es así.
¿Volvería a hacer Libre Encuentro?
Regresando 25 años seguramente lo volvería a hacer, porque fue una idea que entusiasma y que lo mantiene a uno activo.
¿Se planeó tener tanto protagonismo?
No. Desde joven empecé a participar en la vida cívica del país y he sentido toda mi vida un profundo deber cívico de estar activo, de ver cosas que están mal, de querer que mejoren y transformar el país. Eso lo lleva a uno a varios caminos.
En el 2010 el entonces presidente Álvaro Colom lo señaló de desestabilizador ¿Qué ocurrió?
Lo que pasa en la política y en la vida pública de un país como el nuestro es que hay desencuentros, y ahí lo que hubo fue eso.
Ya pasaron dos años y meses y lo que espero es regresar a esa participación cívica pública y el aporte que daremos no permitirá caer en ese tipo de dinámicas negativas para el país, pues la confrontación no es buena, pero sí es bueno el debate y la discusión, la crítica y la libre emisión del pensamiento.
¿Además del programa, a qué dedica su tiempo?
Sigo con mis actividades empresariales. Además estoy participando en instituciones fuera de Guatemala. Soy miembro del Consejo Latinoamericano de la Universidad de Georgetown, en Washington; además, en la iniciativa para la costa del Atlántico en la Universidad John Hopkins, y participo en tanques de pensamiento.
¿Lo han invitado a ser candidato presidencial?
Sí. Siempre hay inquietudes y temas de esos, pero siempre afirmo lo mismo: ni aspiro ni suspiro y eso me hace seguir trabajando en esta etapa de mi vida.
Hay muchas formas de participar y he escogido en mi vida hacerlo desde la academia, las propuestas y la práctica cívica activa. Eso es más permanente que pasar por un momento político. Está descartada totalmente una participación política. Tengo muy clara la agenda de mi vida.
En la etapa donde su participación en la coyuntura del país fue activa ¿cómo le fue aconsejando presidentes? ¿Tuvo eco?
Nunca llegué a tener esa posición de aconsejar presidentes. Además, nunca me ha gustado. A propósito, siempre estuve, estoy y estaré lejos del poder. Eso compromete y subjetiviza los procesos, y siempre he apreciado mi independencia.
¿Y eso se aplica al actual mandatario?
Absolutamente.
¿Y como empresario ha llegado en algún momento a sugerir algo?
Como empresario, para eso están las gremiales, las cámaras y las instituciones que representan esos intereses. Como ciudadano lo que trato de hacer es esto que les presento.
¿Es más o menos político hoy?
No sé si el término es ese, pero en todo caso las canas y los años debieran dar experiencia, madurez y sabiduría y si en ese contexto uno es más político, diplomático o cuidadoso, probablemente sí. Es algo que hay que graduar y administrar, porque siempre me he sentido a gusto conmigo mismo por decir lo que pienso, y lo sigo haciendo. Tal vez ahora soy más prudente.
¿Eso generó roces en el pasado con gobernantes?
Parece que hay bastantes evidencias de que eso era así, sin duda alguna. Y era básicamente por las mismas razones de querer que nuestro país vaya por ciertos caminos y se resuelvan tantos problemas y las frustraciones que se van creando cuando uno ve que las cosas no suceden.
¿Qué experiencias en su vida lo llevaron a tener más prudencia?
Desde muy joven, la pérdida de un padre y muchos problemas en todos los campos de la vida; la pérdida de seres queridos, las responsabilidades, las crisis, las tristezas, los dolores, y todo eso que va conformando un ser humano, alegría, éxitos, lo que uno va aprendiendo, todo eso lo va haciendo a uno lo que es y no puedo dar más que gracias a Dios y a Guatemala por las oportunidades que me han dado.
¿En qué momento encuentra espacio para su familia?
Mi familia es lo más importante para mí, y trato de dedicarles todo el tiempo que puedo. Estoy muy cerca de mis hijos. Ya uno está trabajando y se mantiene solo; los otros dos aún estudian, aunque también trabajan. Trato de acompañarlos en este proceso final de formación, para que tengan los valores correctos y las ideas claras.
¿Pensó alguna vez dejar en definitiva el país?
No. Guatemala tiene esa capacidad de capturarlo a uno. Su clima, paisaje y su gente son tres grandes riquezas, y por eso, para alguien nacido aquí, a menos que sea por necesidad extrema y sobrevivencia, como les ha tocado a miles de paisanos, es muy difícil irse. En el caso de los que podemos quedarnos para luchar por esta plaza, debemos hacerlo. Aquí estoy y aquí pienso quedarme.
EN POCAS PALABRAS
Así relaciona el entrevistado una serie de palabras planteadas:
- Guatemala: una oportunidad
- Otto Pérez Molina: presidente
- Álvaro Colom: ex presidente
- Alfonso Portillo: atención… ex presidente
- Campero: Campero… ¿qué representa Campero?... Representa a Guatemala
- Libre Encuentro: una gran experiencia
- Dimensión: el futuro
- Área rural: muchas necesidades
- Empresarios: tantas cosas que se pueden decir… Elementos fundamentales en el desarrollo de un país.
- Riqueza: el resultado de una sociedad bien articulada, donde todos salen adelante
- Pobreza: es el resultado de la mala dirección, la mala administración y el mal gobierno
- Corrupción: uno de los grandes males de nuestros tiempos
AMPLIA TRAYECTORIA
Empresario y comunicador
- Dionisio Gutiérrez Mayorga es hijo de Dionisio Gutiérrez y Esperanza Mayorga
- Tiene una licenciatura y una maestría en Administración de Empresas, Gerencia Internacional y Finanzas
- Obtuvo un doctorado Summa cum laude en Sociología y Ciencias Políticas en la Universidad Pontificia de Salamanca
- Fue presidente de la Cámara de la Libre Empresa y director del programa televisivo Libre Encuentro
- Presidió la Corporación Multi-Inversiones durante más de 30 años, de cuya directiva forma parte.
“DEBEMOS PONERNOS DE ACUERDO”
Al preguntarle a Gutiérrez cómo evalúa el primer año de la actual gestión, afirma que resolver los problemas del país no es cuestión de un solo gobierno. “El esfuerzo se está haciendo. Aquí lo que hay que ver es que son tantos los años en los que hemos construido el presente que tenemos y hemos acumulado saldos negativos importantes que hoy nos ponen en una problemática compleja” afirma.
“Hay muchas cosas que resolver y no es cuestión de un gobierno, sino de un modelo de desarrollo que sea implementado por una asociación de gobiernos, y hasta que no entendamos eso como sociedad, incluidos todos los sectores, que nos debemos sentar a hablar y ponernos de acuerdo en cómo queremos que esté Guatemala en 20 ó 30 años”, agrega.
Gutiérrez afirma que es urgente “hablar en serio de un modelo de desarrollo que tiene elementos concretos: uno, rescatar una institucionalidad democrática sólida para lograr certeza jurídica y Estado de Derecho, luego hablar de nuestra economía y cómo debe crecer para lograr el desarrollo. Estos dos elementos deben ir de la mano y eso conforma un modelo de desarrollo que tiene como objetivo mejorar el nivel de vida de la gente y que logren realizar el objetivo más importante del ser humano que es alcanzas su felicidad”.
En ese sentido, el empresario pone como ejemplo el modelo de Chile, Colombia, Perú, Uruguay, Brasil y México, donde afirma, en los últimos años se ha desarrollado un alto nivel de participación “sobre todo de su juventud y donde más ciudadanos participan en el quehacer político y han encontrado ese modelo de desarrollo, con certeza jurídica y economías abiertas, logrando el crecimiento”.
Sobre esa misma participación ciudadana Gutiérrez asegura que esta puede “salvar” el escenario nacional, sobre todo cuando hay una clase política señalada de poca transparencia y donde la política es vista como una forma de enriquecerse.
“Muchas veces los vacíos y las distorsiones de la política son producto de la apatía de los pueblos y la respuesta a estas situaciones, como la de Guatemala, se rescata con decidida participación. Nos encontramos ante una problemática más profunda que la coyuntura política. Por eso hay que discutir a fondo cómo queremos que esté Guatemala en los próximos años. El diagnóstico es claro, y lo que hay que hacer es enfrentar los problemas”, sentencia.
De esa cuenta, afirma, es que se determina que Dimensión esté fuera de la coyuntura, pues esta “nos enreda en esa dinámica perversa que vive el país”.
“Queremos plantear nuestras propuestas fuera de esta dinámica y queremos hablar del futuro que es posible aprendiendo las lecciones del pasado y hablando de temas complejos”, enfatiza.
AMOR A LA EDUCACIÓN
Gutiérrez afirma que educación es una de las cosas que más lo apasionan, debido a que por medio de esta se puede construir ciudadanía.
“Me apasiona la formación de la gente joven, porque son el futuro, y eso se convierte en presente. Eso da ciudadanos bien formados, élites responsables, pueblos comprometidos”.
En contraste, dice, lo que más le desagrada es la pobreza y el subdesarrollo. “Sobre todo cuando podríamos estar evitándolo de una manera más efectiva y dinámica”, afirma.
En esa vía, surge la Fundación Libertad y Desarrollo, que es un centro de pensamiento, reflexión, análisis y propuestas.
“Lo forman intelectuales de alto nivel, gente joven con ideas, ilusiones y capacidad. Tomamos en cuenta a la gente, vamos a tener mesas de trabajo para intercambiar ideas y tratar de que nuestras propuestas vayan tomando fuerza cuando sean bien recibidas y que se vea que son los caminos que el país necesita. También proyectos sociales”, describe.