El empresario Dionisio Gutiérrez habla del cambio de la nueva era que vive a nivel mundial y se desarrolla dentro de una nueva era digital.
Cada día quedan menos dudas de que el mundo está mutando hacia una nueva plataforma con grandes desafíos, amenazas y oportunidades.
Es probable que las generaciones de seres humanos que hoy habitamos el mundo estemos presenciando la era de cambios más dramática de los últimos siglos. La tecnología juega un papel protagónico en esos cambios, para bien y para mal; la velocidad a la que camina el cambio climático, otro.
La creciente conflictividad que vemos en algunas regiones del mundo que quieren cambios políticos suma otro elemento clave al escenario de transformación que vive el mundo. Y las tensiones crecientes que producen problemas como la falta de agua, la complejidad para acceder a fuentes de energía, el aumento de dificultad para salir de la pobreza, la desigualdad social y la falta de coherencia y consistencia para dirigir y resolver de las élites, especialmente la política, imponen al mundo una etapa de crudas realidades, inestabilidad e incertidumbre que no veíamos desde la Segunda Guerra Mundial.
Misión impostergable.
Ya no se puede dilatar en este cambio de era, que los gobiernos y grupos políticos entren al tiempo de la rendición de cuentas.
Las formas de producir y comerciar están cambiando a un ritmo que cuesta seguir. A la cantidad de adultos que perdieron su trabajo en los últimos años se suma la cantidad de jóvenes que no logran conseguir uno. Las compras por Internet están provocando una revolución en el comercio mundial. Da la impresión que caminamos hacia grandes bodegas y un computador para comprar casi todo. Y lo llevan a casa.
Muchas industrias se están reubicando de país y continente, dejando ciudades que antes dependían de determinada actividad económica, con la pregunta: “¿y ahora qué?”.
Países como China, India y Brasil cambiarán la dinámica económica del mundo. Sin duda, viene más competencia y una rebaja en el nivel de lujo, excesos y bienestar en los países ricos. Deben competir. Lo saben, y no tienen alternativa. La clase media es la más afectada en los países desarrollados de Occidente.
Estos fenómenos no son malos ni buenos. Son una realidad que impone cambios, ajustes y transiciones que causan estrés y sacrificios. También, oportunidades.
La tecnología en el contexto del crimen organizado y el terrorismo internacional está dando herramientas a grupos criminales, llegando a extremos en los que pudiéramos tener demasiados países en el mundo con armas químicas o nucleares y con muy malas ideas.
El planeta está cambiando muy rápido y de muchas maneras. A estas alturas, debemos ingresar a nuestro análisis materias como vida en otros planetas y nuestra relación con ella. Y debemos poner especial atención a temas como la emigración y el cambio en la conformación racial de las naciones, la recomposición que tendrá el mundo laboral y el tipo de trabajos a los que se tendrá acceso. Cada día quedan menos dudas de que el mundo, como hoy lo conocemos, está mutando hacia una nueva plataforma con grandes desafíos, amenazas y oportunidades.
Una misión impostergable es que gobiernos y grupos políticos entren al tiempo de rendición de
cuentas y cumplimiento de compromisos y obligaciones.
Las naciones necesitan políticos y dirigentes más honestos y capaces para responder a los cambios que los procesos de evolución imponen. Los empresarios, el sector académico y la sociedad civil en general deben tener más responsabilidad pública y participación. Y entre los ciudadanos se debe motivar el nacimiento de la conciencia cívica, la vigilancia política y el compromiso de participar como ciudadanos responsables, activos y conscientes.
La realidad indica que no se puede confiar en las “altas dirigencias” para que manejen el complejo presente que vivimos y, mucho menos, para que improvisen el futuro.
Tal vez, el reto más grande es entender la necesidad de dejar de ser el “ciudadano masa”, al que llevan y traen, y convertirnos en el “ciudadano individual” con responsabilidad, conocimiento, y sentido de solidaridad y comunidad. Me parece que esto dará a la raza humana una mejor oportunidad. //